Antes que caiga la noche,
antes que la luna salga
y se enciendan los faroles
en mi calle solitaria,
antes que el cierzo congele
la superficie nevada
de las calles que ahora tienen
una fría manta blanca;
mucho antes de que Ellos lleguen
abriré yo mi ventana.
Tengo que poner repletos
de inocencia y esperanza,
esos zapatos usados
que en el armario se guardan.
Tengo que hacerlo deprisa
pues la Navidad se marcha,
abrazos, deseos, risas,
los ha de cubrir la escarcha
y se llevará la brisa
villancicos y guitarras.
También dejaré a su lado
escritos por ambas caras,
unos folios bien doblados,
para que lean mi carta.
Les pido lo que ha faltado
estas fechas que se acaban,
lo que los seres humanos
estamos echando en falta:
Esa Paz que pregonamos,
pero que el mundo no alcanza.
Que acaben las incursiones
de Rusia en tierra de Ucrania.
Que cesen las explosiones
que Israel provoca en Gaza,
y que en todas las naciones
donde la guerra se encarga
de diezmar las poblaciones
con el terror y las balas,
alguien busque soluciones
y se dejen de palabras.
Que desterremos la hambruna
de Etiopía y Somalia.
Que a regiones, una a una,
donde la miseria manda,
llegue urgente y oportuna
nuestra ayuda humanitaria.
Que tengamos la fortuna
de ver la Tierra hermanada
y que Libertad ninguna
sea jamás aplastada.
Tantas cosas he pedido,
que tal vez alguna traigan.
Voy a cerrar, hace frío
y sus Majestades pasan.
