Corella

“Tendremos que desfogarnos un poco haciendo capeas”

Hablamos con Sergio García Pérez de Arrilucea, corredor corellano de encierros.

Sergio García Pérez de Arrilucea haciendo un recorte en Fiestas de Tudela 2019 1163
photo_camera Sergio García Pérez de Arrilucea haciendo un recorte en Fiestas de Tudela el año pasado

Casi media vida lleva Sergio García corriendo delante de las vacas y de los toros por toda Navarra y algunas localidades de España. Con los 16 años dio el paso de ver los astados sobre la valla a correr delante de ellos. Durante estos 14 años de "profesión" le ha tocado vivir de todo, también algún que otro susto, pero eso no ha evitado para que siga siendo un fijo de encierros como los de Pamplona, Tafalla, Tudela, Falces o Corella, su ciudad natal. "Estos encierros son fijos, no fallamos nunca". 

"Desde pequeño me han gustado siempre las vacas y los encierros", cuenta este joven corredor que empieza la temporada de encierros en los carnavales de Ciudad Rodrigo (Salamanca) a mitades/finales de febrero. Son tantos los encierros que hace después que ya hasta ha perdido la cuenta del número, "vamos a todos los que podemos por la zona y luego nos desplazamos también a algunos por el resto de España". 

Sergio García Pérez de Arrilucea en la calle Estafeta de Pamplona 1163

Este año va a ser completamente diferente. Este año la incertidumbre y el continuo goteo de suspensión de encierros le va a privar de uno de sus placeres de la vida. "Somos conscientes de que es algo muy duro porque nadie se lo esperaba. Lo estamos echando ya mucho de menos, así que tendremos que desfogarnos un poco haciendo capeas. No es lo mismo, pero por lo menos disfrutas un rato y te reencuentras con los amigos", cuenta. Entre los aficionados a los encierros, a las vacas y a los toros hablan bastante, "todos coincidimos en que va a ser un año raro y en el que vamos a echar mucho de menos esas carreras matutinas por las calles de los pueblos delantes de las vacas y de los toros. Al final es una afición que llevamos muy dentro de nosotros". 

Y tanto es así, cuando le preguntamos por qué es tan especial salir a correr delante de los astados, Sergio lo tiene muy claro: "es una sensación que hay que vivirla". Para él supone una gran satisfacción y alegría, "hay algunos encierros que llevas esperando durante todo el año, como por ejemplo los de San Fermines. Y aunque luego pueda parecer que el tiempo vuela, que son muy pocos segundos los que pasamos corriendo frente a los toros, es una sensación indescriptible y que confirma que ha merecido la pena toda esta larga espera". 

Pero Sergio no piensa únicamente en él y en el resto de los aficionados taurinos, hay mucha más gente involucrada en este mundo, como por ejemplo los ganaderos. "Tenemos muy buena relación con algunos de estos ganaderos y mantienes conversaciones. Lo cierto es que para ellos este año está siendo muy duro, lo están pasando muy mal porque estamos hablando de sus trabajos, de su forma de vida e inevitablemente no dependen de ellos, no pueden hacer nada". 

De momento habrá que esperar, no queda otra. Por muchas cábalas, ilusiones y ganas que tengan por volver a la normalidad de hace un año, la realidad es tozuda y nos marca actualmente otro camino. Aficionados a los encierros como Sergio no pierden la esperanza de poder disfrutar de algún que otro encierro este año en las calles de alguna localidad de la zona, pero son conscientes de que es una posibilidad muy remota. "Está claro que nos gustaría poder disfrutar de algún encierro, pero somos conscientes de la realidad que estamos viviendo y de todo lo que está suponiendo esta crisis del coronavirus. A día de hoy sabemos que es inviable, pero no sé si habría alguna opción de que, si todo va bien, al final de año se pudiera hacer algo parecido. Pero lo dicho, tendría que ir todo bien y que hubiera garantías plenas de que se podría hacer sin ningún riesgo. Así que mientras no nos queda otra que esperar a que pase todo esto y que estemos todos bien", dice.

Mientras tanto, mientras luchamos por volver a nuestra antigua normalidad, aquellos maderos que eran el atrezzo perfecto de las fiestas tendrán que esperar a volver a ser colocados. Las pocas carreras que veremos por la Avenida Zaragoza serán de esos atletas que salen a entrenar, pero en esta ocasión, lo único que les perseguirán será el viento y su cronómetro.