Tudela

Berenguela de Navarra: su infancia en Tudela y en el Reino

Concepción Mira es la autora de ‘Berenguela, Corazón de León’ y participó en las Jornadas de Hermanamiento de Tudela y Le Mans a finales del pasado mayo con su conferencia ‘Berenguela, un puente entre Tudela y Le Mans’. La autora se aventura a indagar en la infancia y juventud de Berenguela.

 

Berenguela giganta Le Mans
photo_camera Tudela disfruta de la giganta Berenguela de Navarra perteneciente a la Comparsa Perrinche

Los tudelanos y visitantes hemos visto desfilar y danzar a la nueva giganta Berenguela por las calles y plazas de Tudela. ¡Preciosa! Pero en primera instancia, hemos de preguntarnos quién era Berenguela. Esta mujer fue una infanta de Navarra, que llegó a ser reina de Inglaterra, duquesa de Normandía y condesa de Anjou, por su casamiento con Ricardo I de Inglaterra, más conocido como Ricardo Corazón de León.

Existen pocos datos históricos contrastados sobre su vida y menos aún sobre su infancia y juventud. Sin embargo, estas referencias nos permitirán construir una figura sólida y sobre ella podremos hacer suposiciones razonables y lógicas. Nos centraremos en los primeros años de su vida, que transcurrió en Navarra, la mayor parte en Tudela. De aquí salió para casarse y convertirse en una de las mujeres más importantes de su tiempo. 

Título de Hermandad
Título de hermandad entre las ciudades de Tudela y la francesa de Le Mans

Lo más probable es que naciera en Tudela entre los años 1165 y 1170. ¡Cinco años de holgura! Fue hija de Sancho VI, el Sabio, rey de Navarra y su esposa Sancha de Castilla. Este fue un matrimonio feliz y fructífero, que alumbró varios hijos: Berenguela, nuestra protagonista; Sancho, que le sucedió en el trono, con el nombre de Sancho VII, el Fuerte; Blanca, que se casó con el conde de Champagne, y fue la madre del sucesor de Sancho VII, Teobaldo I de Navarra y Constanza y Fernando, que murieron jóvenes.

Existen pocos datos históricos contrastados sobre su vida y menos aún sobre su infancia y juventud. [...] Lo más probable es que naciera en Tudela entre los años 1165 y 1170.

La historia de Berenguela y su familia abarca desde principio del siglo XII hasta bien entrado el siglo XIII.  Fue una época de esplendor para Navarra, que se anexionó la Rioja y se extendió hacia el oeste buscando una salida al mar. La encontró y magnífica en San Sebastián. Se fundaron nuevas ciudades como Treviño, Laguardia, San Vicente de la Sonsierra, San Sebastián, Vitoria y Villava. Incluso se mandaron tropas a Murcia para ayudar al Rey Lobo frente a los almohades. 

A Sancho VI se le apoda ‘El Sabio’ y se le recuerda como un rey prudente, magnánimo y enérgico. Y estas buenas cualidades se las transmitió a sus hijos. Siempre compartió sus preocupaciones y anhelos de gobierno con su esposa a la que amaba profundamente y respetaba como consorte. Fue un gran rey para Navarra que asentó y engrandeció el reino.

Para entender a Berenguela hemos de preguntarnos cómo era la vida de una niña en un castillo del siglo XII. La infancia de la hija del rey estaba dedicada a la instrucción y a la formación en todos los aspectos que debía conocer una muchacha noble destinada a ocupar un puesto distinguido en la corte de su padre y luego en la de su futuro marido. 

La instrucción de una infanta estaba reglada y atendía a los temas pertinentes a su sexo y condición. Aprendían a leer y a escribir, música y canto, tejido y bordado, juegos de mesa y bailes de salón. Las hijas del rey tenían además lecciones de historia, fundamentalmente de sus antecesores familiares. 

La vida en el castillo era tranquila y rutinaria. Las mujeres asumían un doble deber moral: no pecar individualmente y no acarrear la vergüenza o el oprobio de sus familias con su comportamiento. Su honra y reputación debían mantenerse puras e incontaminadas.  

Cuando murió su madre, el rey quedó desconsolado y no tardó en incorporar a su primogénita, a las labores de gobierno como su confidente y consejera.     

En 1185 su padre la honró con una «tenencia» o feudo en Monte Reale, una comarca cercana a Tudela. Esta era una costumbre que se aplicaba a los hijos varones o las mujeres solteras o viudas de la nobleza para que pudieran sobrevivir económicamente. En ese caso, siempre era un pariente masculino el que administraba el feudo en su nombre y le pasaba las rentas.

En su «tenencia» no fue así. Lo que su padre quería es que aprendiera las dificultades y los principios básicos de un buen gobernante. A pesar de ser la primogénita, no estaba previsto que heredara el trono, que era para su hermano Sancho. Sin embargo, su padre ya había notado sus dotes para el buen gobierno y su inteligencia para afrontar los problemas públicos. Además, la vida era muy larga y nadie podía asegurar que las circunstancias fueran a permanecer inmutables.

El rey le había recomendado comportarse como una persona sensata, magnánima y comedida. «Es mejor llegar a acuerdos negociando que batallando». Aquello no era aplicable a ella, que como mujer no podía batallar, pero significaba una concepción de las relaciones con los vecinos o iguales.

Allí pasó una larga temporada teniendo que enfrentarse a los problemas diarios de los habitantes del lugar.

En otoño de 1190 la poderosa Leonor de Aquitania visitó Navarra. Su intención era solicitar la mano de la Infanta Berenguela para su hijo Ricardo. Este hecho histórico nos permite hacer algunas suposiciones lógicas tales como que Ricardo había conocido a Berenguela anteriormente. Lo más probable es que acompañara a alguna delegación angevina, en alguno de los muchos contactos que había entre ambos reinos. Ademas, esta petición debió de sorprender enormemente a la familia real navarra. Berenguela tenía ya entre veinte y veinticinco años. Un poco mayor para acordar un matrimonio. Otra de estas suposiciones es que era una propuesta muy ventajosa para el reino, pues les emparentaba con los Plantagenet, una de las familias más poderosas de Europa. Y también Leonor quería asegurar la continuidad de su dinastía. Por ello les pidió que Berenguela la acompañara hasta donde se encontraba Ricardo, que había partido a la tercera cruzada y una vez allí se casaran y siguieran juntos hasta reconquistar Jerusalén.

Ante esta petición el rey Sancho no trató a su hija como una mercancía intercambiable, sino que la consultó y tuvo en cuenta su opinión. El Fuero navarro permitía que una princesa pudiera rechazar hasta dos pretendientes, aunque debía aceptar el tercero. La propuesta angevina era muy conveniente para el rey. Aquel enlace reafirmaba los lazos de amistad entre ambos reinos. Sus enemigos se lo pensarían dos veces antes de atacar a Navarra. Se modificarían las relaciones de fuerza con sus vecinos. Cambiaría su posición en cualquier conflicto bélico que pudiera presentarse.

Berenguela aceptó el reto y decidió acompañar a Leonor en un viaje difícil e incierto a la búsqueda de Ricardo, para convertirse en su esposa y su reina. 

De este modo abandonó Navarra, su tierra, sus gentes y su juventud. La acompañaban sus recios principios y valores, que le habían inculcado sus padres y el pueblo que la había forjado. Siempre se comportó como una mujer inteligente, tenaz, leal, valerosa y discreta. 

Pero, ¿por qué Berenguela es tan importante en este momento? Porque ha logrado, ochocientos años después de su muerte que dos ciudades tan distintas, tan alejadas geográficamente, como Tudela y Le Mans se sientan hermanadas, unidas por un vínculo común y ese lazo que las une es: nuestra Infanta Berenguela de Navarra.

Eso sí que es ganar batallas después de la muerte. Se puede decir, que superó ampliamente la hazaña de su bisabuelo El Cid Campeador.

Este artículo acaba cuando empieza la vida adulta de Berenguela, quizá la parte más interesante. Su arriesgado viaje en busca de Ricardo, su boda en Chipre, la tercera cruzada, su accidentado regreso, su combativa viudez y su plácida muerte.

Berenguela, Corazón de León

 Este es el título del libro en el que Concepción Mira ha trabajado más de dos años y que ha sido publicado por Ediciones Eunate. En esta novela histórica, se refleja con nitidez y claridad toda la información que se conserva de esta infanta de Navarra. Y además se añaden aspectos no documentados como los sentimientos, los miedos, las preocupaciones, las fobias o la filias, las esperanzas y tantas otras cuestiones que la autora se permite imaginar, novelar y contar sin faltar a la verdad histórica. Está a la venta en internet y en librerías de Tudela.

Portada del libro Berenguela, Corazón de León
Portada del libro 'Berenguela, Corazón de León'