Tudela

Último año de atracciones en el paseo del Prado

Después de 52 años parece ser que éste es el último en el que las Ferias se van a celebrar en el Paseo del Prado de Tudela.

 

Ferias en el Prado
photo_camera Ferias en el paseo del Prado de Tudela por la noche. Foto: L. Mª. Marín Royo

Después de 52 años parece ser que éste es el último en el que las Ferias se van a celebrar en el Paseo del Prado. Según he oído, no sé si es cierto, me indican que la Confederación Hidrográfica del Ebro, dice que es un terreno inundable y que no se pueden celebrar allí. Si esto es así, yo tengo relación de todas las crecidas del río Ebro en Tudela desde la Edad Media y puedo asegurar que en el mes julio en la vida se ha inundado el Prado por crecidas del Ebro, por lo que deduzco que esta no es una razón.

Aprovecharé no obstante la ocasión, para citar donde se han instalado las ferias en Tudela a lo largo del tiempo.

Caballitos en el paseo del Prado
Caballitos en el paseo del Prado

Feria, garitas, barracas y caballitos

El primer sitio donde tengo noticias que se colocaba la feria en Tudela es en la calle de la Rúa. En un bando publicado por el Ayuntamiento el 26 de julio de 1816, se dice que ninguna persona durante la feria transite con carros ni caballerías por la calle la Rúa. Este bando se repite año tras año, aunque el de 24 de julio de 1819, lo amplía y especifica con más precisión. Comienza diciendo que las calle se debían de barrer, limpiar y regar desde el día 24 al 31 de julio dos veces diarias y continua: «… que ningún vecino ni forastero transite en los referidos días por la calle de la Rúa que ocupa la feria, con carros ni caballerías ni otra especie de carruajes…». Esta prohibición se vuelve a repetir durante mucho tiempo. 

La feria también estuvo en San Jaime

Años más tarde las ferias se colocaban en la plaza de San Jaime y en las calles que a ella acuden. En 1876, terminada la guerra Carlista, el Ayuntamiento quiso hacer unas fiestas espléndidas y además de los fuegos artificiales y teatro, ese año las noches de los días 25 y 26 se iluminaron las calles importantes, entre ellas en San Jaime donde se hacían las ferias. Fue tanta la cantidad de feriantes que acudieron a Tudela, que no cabiendo las barracas en San Jaime las instalaron también en la Concarera, frente a la actual Plaza del Mercado.

La feria pasa a la calle Herrerías

El día 15 de mayo de 1877 el Ayuntamiento acordó que se montasen las ferias y barracas en lo sucesivo en la calle Herrerías, donde se mantuvieron hasta 1969. 

La primera vez que veo citadas las garitas en Tudela es en este año 1877, aunque por el texto vemos que venían con anterioridad. Se dice que este año se pusieron por primera vez en la calle Herrerías, además de en la plaza de S. Jaime y en la Concarera que es donde lo hacían antes. Según se deduce cuando habla de garitas se refiere a todo tipo de puestos casetas y carruseles, ya que habla de que en aquel tiempo era normal la exhibición de fenómenos raros y espectáculos de «perra chica».

En los años 1884 y 1885, desconozco la razón, pero las ferias y garitas se montaron de nuevo en la plaza de San Jaime y la calle del Roso. para volver de nuevo a Herrerías.

En el año 1893 la feria se montó en las calles Herrerías y Pasaje, pero ambas calles eran insuficientes para contener la numerosa concurrencia, destacando como muy visitados los puestos de venta de churros.

En las Herrerías se ponían las garitas, casetas de tiro, voladores y barcas, que posteriormente se ampliaron a la Plaza de San Juan, donde se montaban los caballitos para niños o los autos de choque para más mayores. El Mercadal normalmente se empleaba para instalar algún teatro ambulante. En la plazoleta que se crea en la parte baja de Herrerías, delante de la casa de San José, se colocaban las barcas o alguna atracción más grande. 

A las barracas en aquellos años solían venir casetas cerradas con figuras de cera, toboganes, barcas y casetas para tirar pelotas de trapo, así como espectáculos de forzudos, enanos, hombres arañas o mujeres barbudas. Se montaban igualmente en la calle Herrerías y en la hoy Yanguas y Miranda tenderetes para los chicos, en los que se vendían, caramelos, regaliz, membrillos, orejones, carquiñones, chufas, sidrales y un sin fin de cosas más.

Durante las fiestas y también en las ferias de ganado, a lo largo de la primera mitad del siglo XX, solían venir a Tudela aquellos llamados «Circos ambulantes», normalmente de gitanos, que llegaban a la ciudad en carromatos viejos, destartalados y llenos de trastos Aparcaban el paseo del Prado o en las afueras y allí guisaban, comían y dormían. Eran, como digo gitanos, que hacían algunos malabares, tocaban algún instrumento de cuerda y bailaban.

Además de estos circos, solían venir charlatanes, que vendían crecepelos, cerámicas, figuras; jugadores de cartas; saltimbanquis, tragasables, forzudos etc. que hacían las delicias del personal. Conforme fue avanzando el siglo XX, además de los puestos de «chucherías» para los chicos y las casetas de juegos, comenzaron a montarse casetas cerradas con espejos que deformaban las figuras; también museos de figuras de cera; castillos del miedo; exhibición de hombres fenómenos; más un largo etc. de atracciones.

El ferial en el Muro y en el paseo de Invierno

Los periódicos del año 1918 comentan que ese año las garitas de los feriantes fueron instaladas en el Muro, considerándolo un gran acierto, debido a lo céntrica que era la calle y el poco tránsito que en ella había. 

En el primer programa oficial de fiestas después de terminada la guerra civil, del año 1939, se dice que las ferias y puestos de venta estarían montados en el hoy Paseo de Invierno, decía así: «En el Paseo de Vadillo, durante los días de las fiestas, estarán instalados los puestos de venta de confituras, mariscos, baratijas, caballitos, carruseles, cucañas, tiros, etc.»

Tómbolas

Aparte de las tómbolas que traían los feriantes, la más famosa, que sin duda atrajo durante muchos años más gente, fue la llamada Tómbola de Cáritas Diocesana, fundada en el año 1946, y que se colocaba en la Plaza de los Fueros, delante de los Porches. En ella aparte de los premios diarios, el último día se rifaba un premio especial, de los que destaco: En 1946 un huerto con caseta en la Mejana; en 1950 un dormitorio valorado en 6.000 Pts., cantidad muy importante e aquellos años.; durante varios años una moto, y en 1955 y 1956 un coche Biscuter; en 1958 un coche Renaut 4 X 4; en 1959 de nuevo un huerto en la Mejana y un dormitorio, y en año 1960, otro coche, un Seat 600.

Al tratar de recaudar fondos con fines benéficos, ninguno de los que trabajaban cobraba salario alguno e incluso señoritas de la alta sociedad tudelana acudían a vender boletos, incluso algún año estuvo de vendedor el obispo D. Ángel Riesco Carbajo.

Con anterioridad a esta Tómbola de Cáritas, a finales del siglo XIX conocemos una, que instalaban en una casa particular en el número 5 de la calle la Rúa, cuyo beneficio era para las Siervas de María. Aparece citada en los periódicos de la época, y era atendida la venta de billetes por diversas señoritas de la ciudad.

Sobre los carruseles y tiovivos

Aunque actualmente son atracciones que están en constante evolución y que cada vez se hacen más sofisticados, algunos carruseles y tiovivos que se montaban en Tudela en la segunda mitad del siglo XX, se diferencian poco de los actuales. Quiero, no obstante, destacar, por ser las primeras, aquellos que yo conocí de niño y que poco han cambiado. Recuerdo en primer lugar, una plataforma circular giratoria a la cual estaban sujetos unos caballos, coches y otros elementos en los que montábamos los niños y daban vueltas. Estos tiovivos, tenían colgados con unas cadenas por la parte exterior unos asientos, a los que se les conocía con el nombre de «voladores», que cuando la plataforma comenzaba a girar se separaban. El segundo las llamadas «barcas», que colgadas de una gruesa barra horizontal al suelo, nos montábamos y balanceábamos, rivalizando para ver quien subía más alto. Otra de las atracciones más solicitadas han sido siempre los autos de choque, coches eléctricos, que puedes conducir por una pista, de la que no se puede salir y que llevan unas gomas todo alrededor, pudiéndose chocar unos con otros sin peligro alguno. 

Estos carruseles, cuando yo era pequeño, se montaban en la Plaza de San Juan y las casetas de tiro y tómbolas en las Herrerías, hasta que en 1970 para no perjudicar el tráfico de coches y por había mayor espacio, el Ayuntamiento acordó pasarlos al paseo del Prado, donde desde aquel momento se colocan año tras año.

Autos de choque en las Fiestas de Santa Ana
Autos de choque en las Fiestas de Santa Ana

Las ferias pasaron en 1970 al paseo del Prado

Un año después del cubrimiento del río Queiles, las ferias, barracas y garitas pasaron todas al paseo del Prado y el hoy Paseo de Pamplona.  Es el sitio donde mejor han estado, el más céntrico con capacidad suficiente para su cometido, y sin molestar a ninguna vivienda, pero sobre todo a donde tanto los chicos como mayores pueden ir andando. Desconozco los motivos, pero como he dicho en un principio, por lo que se tengo oído, la Confederación Hidrográfica del Ebro ha puesto pegas para que se celebren allí, pues es terreno inundable.