24 de diciembre

A volandas de boinas

volvía Olentzero

saboreando el dulce

son de caramelos

dados a repuña

a palmas, a dedos,

a bocas, a ojos,

redondas, abiertos

de muetas y muetes

grandes y pequeños.

Volvía -decía-

de Rúa hacia abajo

contento Olentzero

-bien vacío el saco-

cuando calle arriba

subía un anciano

¿cargado de penas?

¡cargado de años!

llevando escondidas

de frío las manos.

Elásticas recias

paran y se giran

al ver a Olentzero

rebuscar con prisa

en su zurrón flaco

la última pizca

de dulce esperanza,

de calor y chispa

y dársela al hombre

-niño en su sonrisa-.

Así entre la Jota

y Chapiñerías

se hizo Navidad

de noche aquel día.