Tudela

Mil cien pilastras y mil quinientos tablones

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El encierro siempre ha sido un tema de debate dentro de las fiestas de Tudela. Su anterior recorrido, prácticamente en línea recta, no lo hacía atractivo a los corredores y para los espectadores era todo un aburrimiento. Hasta que hace dos años se tomó la decisión de cambiar estas tradicionales carreras matutinas. La primera actuación que se llevó a cabo fue el cambio del trazado habitual por otro, que pasó de tener dos curvas a cinco, e incluía trayectos más estrechos y varios tramos de subida. La segunda, fue el soltar los toros de las corridas los días que había festejo por la tarde. La tercera, dotar al recorrido de un segundo vallado tal y como marca el reglamento. Y por último, se creó un dispositivo de seguridad compuesto por más de 120 personas, entre personal sanitario y de seguridad.

Hace ahora 16 años ya surgió un intento de cambiar el encierro de Tudela, aunque no progresó. Mientras que en el año 2006, el Ayuntamiento de Tudela decidió darle un giro estrenando un nuevo trazado de 830 metros de longitud, con el objetivo de convertirlo en un acto más vistoso. Además, la suelta de los toros de lidia supondría un atractivo para los corredores, y la experiencia ha demostrado que se ha visto aumentado su número considerablemente, y también se ha incrementado el público que cada mañana acude a verlos.

Para llevar a cabo este proyecto, que respondió a una iniciativa propuesta por las peñas de la ciudad, hubo que acometer diversas obras que abarcaban todo lo relativo a la seguridad, ya que los animales que corren por las calles de Tudela pesan más de 500 kilos. Por un lado, se llevo acabo la reforma y adecuación de los corrales de la calle Frauca, de donde salen los astados. Además, también se dotó al encierro de un segundo vallado, para lo que el Ayuntamiento de Tudela destinó una partida presupuestaria superior a los 181.000 euros, que se empleó en el suministro de pilastras y tablones del vallado del encierro de Tudela. Una estructura que tiene que ser doble siempre que salgan toros de lidia, tal y como marca la legislación, por la seguridad del público y de los propios corredores. A esto hubo que sumar algo más de 268.000 euros para las obras de instalación en el asfalto de los cajones donde se colocan los nuevos maderos del vallado.

El vallado del encierro lo componen 1.100 pilastras y más de 3.500 tablones que sellan perfectamente todo el recorrido por donde transcurren los morlacos. El nuevo tablado es de madera de roble, muy resistente debido a su dureza, proveniente de los bosques navarros del Valle de Salazar y ha sido tratado para prevenir la aparición de cualquier tipo de xilófago, como son las termitas o la carcoma, entre otros. Las pilastras del nuevo vallado miden 2,5 metros de alto, de los que 50 centímetros se clavan en el suelo para su perfecta sujeción. Además tienen 30 centímetros de ancho, un grosor de 18 centímetros y pesan más de 70 kilos.