Plumas al cierzo

Entre la yaya y el nieto

Mikel Ziordia Osta nos escribe este poema.

Mikel Ziordia Osta
photo_camera Mikel Ziordia Osta

- Hijo mío: ¿has de venir
a Tudela a ver la Yaya?

- Ya habría ido, ya… pero
según se dice en la plaza
ahora tienes que llevar
traje de sastre y corbata
con relojes o collares
y gafas de sol de marca
para no desmerecer
tan insigne circunstancia:
¡Hay que ver cómo relumbran
cara al sol tantas alhajas!

- No hagas caso, Jesusico,
ven con tu camisa blanca,
con tu risa -manantío
de alegría limpia y clara-
que las joyas que me gustan
las llevan en la mirada
estas personas humildes
que vienen en alpargatas
más por mirarme a mí al paso
que por sentirse admiradas.

- Pero, Yaya, también dicen
que se loa tu importancia
con banderas y con mitras,
con uniformes y mazas,
con cruces, no de madera,
sino hechas de oro y plata.

- Vente tranquilo, Hijo mío,
con tu ramico de albahaca,
cultivada en los hortales
por gente sencilla y llana
que prefiere madrugar
a pasearse en la solana.

Aquí verás los gigantes
y el secreto de sus faldas,
gaiteros y txistularis
al ritmo de la alborada.
Rodeada de Pueblo y Tierra
¿qué más prestancia hace falta?

- Encima me hago un lío
con los nombres que te llaman:
gloriosísima, excelsísima, 
patronísima Santa Ana
y temo yo ser indigno
por llamarte abuela o yaya.

- Ay, Jesusico, Hijo mío!!
Tanta alabanza empalaga
porque si suena a hueca
cualquiera palabra es vana
por más y más que la inflen
como botarga de vaca.

A mí, de ser verdadera, 
con una jota me basta
como esas que el Yayo Joaquín
al festejar me cantaba.

- Pues es que ni en arameo
cabe ya un “VIVA SANTANA”!
puesto que solo se debe
usar lengua castellana
en esta tierra de mezcla 
que es la Ribera Navarra.

- Esto si qué es una pena:
¡Mira tú que es desgracia
que en vez de alegrarse –y mucho-
porque a la Patrona ensalzan
se enfaden porque lo hagan
usando una u otra habla
al pasar el sentimiento 
de corazón a garganta!

Es como tirar el vino
que de usual se bebe en jarra
porque otro lo prefiera
beber en bota de cabra.
Parece que más le importe
El cómo que a quien se alaba.

- Ya iré a la procesión
que al que no va… lo señalan
por ser un mal tudelano
y otras dos mil cosas malas.

- No tengo yo otro que hacer
que llevar cuentas de faltas…
mejor contar en qué andas
si traes peras o manzanas,
si son frutas en sazón,
si están podridas o sanas,
y si son así todo el año
o si sólo esta mañana…

- E, Hijo mío, no te apures
por si algún día fallaras:
la llama de la velica
préndela dentro del alma
que así juntos estaremos
a dónde quiera que vayas.