Es un tiempo inoportuno.
Una luz deslavazada ilumina un promontorio
en el que se alza un castillo donde reza su pendón:
«Lucha por la libertad».
Su guarnición:
voluntarios de uniformes remendados
con cicatrices cosidas con sedas de caramelo,
curtidos y embalsamados en una y en mil batallas.
También faltan desertores
que un día se marchitaron cansados de batallar.
Otros, traidores agazapados fáciles de sobornar
por poderes soterrados.
«Lucha por la libertad»:
es un castillo encantado
iluminado en la cumbre,
que nunca se derrumbará.