Tudela

Versos internacionales para la Patrona

Poesías procedentes de Sudamérica, Navarra y del resto de España fueron presentadas en el V Certamen de poesía en honor de Santa Ana que convocó la Congregación de Santa Ana de Tudela.
Todos los premiados del V Certamen de poesía Santa Ana
photo_camera Todos los premiados del V Certamen de poesía Santa Ana

Poesías procedentes de lugares tan recónditos como Perú (1), República Dominicana (1), Argentina (1), Uruguay (1) y Suiza (1) y provincias como Andalucía (2), Asturias (1), Castilla y León (3), Castilla la Mancha (3), Madrid (5), Comunidad Valenciana (2), las vecinas Aragón (1), País Vasco (2), La Rioja (1) y por supuesto Navarra (139), fueron presentadas en el V Certamen de poesía en honor de Santa Ana que convocó la Congregación de Santa Ana de Tudela haciendo un cómputo global de 164 obras.

En total fueron 69 las seleccionadas, repartidas en tres categorías correspondiente a diferentes franjas de edad: A, de 18 años en adelante (27 obras); B, entre 14 y 17 años (1); y C, hasta 13 años (14). 

En la categoría A, el primer premio fue a parar a la fiterana M.ª Carmen Fernández Cabrera con su poema ‘Tu nombre es mi consuelo’. Las poesías de Luis González Cruz y Juan Lorenzo Collado Gómez, quedaron 2º y 3º respectivamente.

El poema ‘La vieja’, de la joven asturiana Ana Alonso Atienza, obtuvo el primer premio de la categoría B puesto que fue el único que se presentó.

Los ganadores de la categoría C fueron las alumnas tudelanas María Campo Campo y Mónica García Gasca, ambas del colegio La Anunciata FESD, con sus poesías ‘Santa Anica de mi vida’ y ‘Una patrona maravillosa’ respectivamente y Lucas Ovelleiro Terrén y Mateo Gil Vallespín, del colegio Compañía de María, con los escritos ‘Santa Ana, mi tercera abuela’ y ‘Poesía a Santa Ana’, respectivamente.

Sergio Álava Carcavilla, Luis Eduardo Gil Munilla, José Javier López Bailo y Pepe Alfaro
Sergio Álava Carcavilla, Luis Eduardo Gil Munilla, José Javier López Bailo y Pepe Alfaro

Pinchar para ver los poemas premiados:

Tu nombre es mi consuelo, de M.ª Carmen Fernández Cabrera

Como el manto de luz que encala el día 
y en sosegado trance despereza 
la tibia oscuridad; así me apremia 
¡Oh trébol del Amor! tenerte cerca. 
Teñir mi cielo de un azul más puro 
bajo el júbilo atroz de la alborada. 
Y hallar entre la gente tu mirada 
como balsa de amor, puerto seguro. 
El bermellón alado de la fiesta 
le roba al aire el eco de tu nombre. 
Tres letras que son perlas de dulzura, 
tres soplos de verdad que abren las puertas 
del corazón, colmado de esperanza 
y henchido en la dicción de tu hermosura. 
¡Madre de madres, Madre de Tudela! 
Un grito en mi silencio balbucea 
como cuando era un niño y te llamaba 
milhojando el orgullo de tenerte. 
La estela maternal de tu linaje 
es trocha que me acerca al infinito. 
Y por querer, quisiera ya quererte; 
hacerte una corona con mis versos 
y enjugar el fervor con dulce vino. 
Un sol funambulista va cayendo 
en mágica quietud sobre la plaza. 
Tu nombre es mi consuelo; 
y el halo de ternura que persigo 
cuando tu Amor me abraza.


Dime, abuela’, de Luis González Cruz “El Jabonero”

¿En la Ciudad, centinela?
¿De tu Capilla al calor?
Dime, dime sin pudor,
que quiero saberlo, Abuela:
dime dónde estás mejor…

¿Sobre tus andas gloriosa,
cera, albahaca, loor?
¿Con el pueblo alrededor,
bajo tu aura luminosa?
Dime dónde estás mejor…

¿A la escucha, cuando brota
de la música el primor
con voces de ruiseñor
trinando al compás de jota?
Dime dónde estás mejor...

¿Si rodeado tu porte
de mil pétalos de flor?
¿Al ver en tu derredor
de los Gigantes la corte?
Dime dónde estás mejor...

Marcharé al Tudela Viejo
de adoquín y de algazara
solo por buscar tu cara
y al sol tu sombra y reflejo.
Y al paso de tu cortejo,
entre coraje y rubor,
daré un ¡Viva! evocador.
Será en Julio y en Tudela.
Dímelo entonces, Abuela:
dime dónde estás mejor


A su lado’, de Juan Lorenzo Collado Gómez

Hoy la luz del día me aproxima al lugar donde me convocan
tus palabras. Más allá de donde se pierde el horizonte 
y palpita tu corazón, donde se acaba todo y queda la Palabra
y tu presencia para inundar mis ojos con los tuyos.

Voy contigo por las calles de Tudela, que nos da cobijo
para trazar a tu lado el mapa del futuro.

Llego a tu capilla en un viaje que franquea el tiempo
y se escancia en el silencio colgado de la tela de una araña
que mira desde lo alto dispuesta a cobrarse su pieza.
Tienes las llaves de la vida que corre hacia ti, sin decir nada,
porque no hace falta, ya lo sabes todo. 
Cabalgo en las crines de la esperanza y pongo en ti,
madre de nuestra Madre, el viaje que hice en la rueca de la vida.

En el templo tirita la llama de una vela  y hay un ángel
sentado a la entrada. Acaricias mi pelo, me escuchas
mientras el viento de la calle, de este día de enero,
sopla con fuerza, también habrá perdón para él por haberse llevado
tantas horas. El ángel se calienta las manos frotándolas
y sigue en silencio esperando tu voz, es el momento de rezar juntos
al Altísimo, desangrado desde hace siglos en una cruz de madera.

Estamos en este rincón del universo y te adivino a mi lado,
la presión de tu mano, como tú cogías a María y a Jesús.

Ha pasado el tiempo y no han sonado las campanadas
que nos advierten de la noche, aunque hay tantas lágrimas
esperando al otro lado del río Jordán. No quiero mirar atrás,
sería pasto de los campos yermos y tu presencia
hace que fluya el agua, que intercedas ante Jesús
para que el perdón sea un tornado que se alce sobre el mundo,
Patrona nuestra, brisa, caricia en la tarde que se va tornando
como las flores que abren los pétalos en primavera.


La vieja’, de Ana Alonso Atienza (IES Río Nora de Pola de Siero, Asturias)

Podría ser una carcajada deliciosa. De esas que inundan la habitación al completo y te
salen lágrimas por la emoción, o de las que te duele tanto la barriga que tienes más
remedio que sujetártela con los brazos.
Pero ella es más que eso.
Es la dosis de alegría necesaria del día. Cuando llega, el cariño de su presencia
recorre cada fibra de tu cuerpo para recordarte que con ser feliz, ya es suficiente.
La vieja no se entrega a los problemas, aunque a veces, le es inevitable que alguno
salte a su vida y salpique la comisura de sus labios. A pesar de todo, ella sigue
adelante con la fuerza necesaria para afrontar todo lo que se le venga encima.
Cada nueva persona que conoce, se da cuenta de que ella es libertad en estado puro.
Canta, baila, vuela y pasea por el mundo; pasando a limpio todos su dolores.
Una vez que te cruzas con ella, se vuelve indispensable ya que envuelve a todo el
mundo en un aura de cariño que pocas personas pueden llegar a tener.
Y solo de recordar a Santa Ana la vieja, la gente ya abre la sonrisa.


Santa Anica de mi vida’, de María Campo Campo (Colegio La Anunciata FESD, Tudela)

El veintiséis te iré a ver
mi Santa Ana de mi amor,
una jota cantaré
me vestiré de color.
La patrona más navarra,
abuela de mi Señor.

Ya me queda menos tiempo,
ya puedo sentir tu olor.
En el cambio de tu manto
yo iré con mucho honor.

Una jota sonará,
te cantaré con valor
esperando que Santa Ana
me conceda algún favor,
nunca dejes de cuidarme
y de darme mucho amor.
Santa Anica de mi vida
sin ti muero de dolor.


Una patrona maravillosa’, de Mónica García Gasca (Colegio La Anunciata FESD, Tudela)

Es Santa Ana la patrona
de esta bonita ciudad, 
es la abuela de Jesús 
y nos quiere de verdad.

Nos protege del peligro,
nos libra de la maldad
lo da todo por nosotros,
y siempre busca la paz.

Es muy querida en Tudela
figura de la bondad,
luces a tus descendientes,
con mucha felicidad.

Un día lleva tu nombre
reina de la honestidad,
sales en la procesión
con mucha formalidad.


Santa Ana, mi tercera abuela’, de Lucas Ovelleiro Terrén (Colegio Compañía de María, Tudela)

Cuando yo era pequeñito,
en mi casa me cantaban
una nana con tu nombre:
la de la “Señora Santa Ana”.

Al son de su melodía,
dormidito me quedaba,
soñando con las manzanas
que Santa Ana me daba.

Así he crecido yo,
siendo un chico afortunado,
porque tengo tres abuelas
y todas ellas me han mimado.


Poesía a Santa Ana’, de Mateo Gil Vallespín (Colegio Compañía de María, Tudela)

A mi Santa Ana le voy a escribir
un bonito poema de principio a fin.

Estoy orgulloso de que sea nuestra patrona
pues protege Tudela como una leona.

Siempre resplandeciente en su altar,
atrae a turistas y tudelanos al pasar.

Muchas veces he ido a verla y pedirle mis deseos,
pues sé que me escucha y hará por concederlos.

En fechas señaladas se viste de gala,
con traje de flores sale a la plaza.

Hacemos ofrendas y en su procesión,
la acompañamos alegres, ¡menuda ilusión!

Vestidos de blanco y de rojo, que son nuestros colores,
adornamos Tudela y la cubrimos de flores.

Como en Tudela es tan típica la buena verdura,
para las próximas fiestas vamos a plantear
una nueva vestidura,
de espárragos, cogollos y alcachofas ¡para que luzca en el altar!

Me siento feliz de vivir en mi ciudad tudelana,
por eso a menudo grito: ¡Viva Tudela y viva Santa Ana!