Plumas al cierzo

Papá Noel

Ascen Castiñeiras Moracho nos escribe este relato.
Ascen Castiñeiras Moracho
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Nochebuena, Papá Noel está de reparto ¡Por fin llegó la noche tan esperada! De pronto, un problema, los renos están agotados y el trineo cae. Izan estaba despierto esperando sus regalos y lo vio, como era un poco repipi enseguida salió gritando:

—¡Papá Noel, Papá Noel! ¡Traigo comida para los renos que seguro que están cansados!

Rápidamente Papá Noel le dijo:

—¡Sshh! Calla que no se despierte nadie. Ya que me has visto no me queda más remedio que llevarte conmigo ¿Quieres venir?.

Para cuando Papá Noel terminó la pregunta el pequeño torbellino ya estaba a las riendas del trineo mágico. 

—Tendrás que apartarte de ahí querido Izan ese es mi sitio. — dijo Papá Noel.

Izan volvió a agachar la cabeza en señal de arrepentimiento y siguieron con los repartos durante un largo rato. 

—Papá Noel, estoy muy cansado y tengo mucho sueño, ¡Quiero parar ya! —dijo Izan.

—Querido Izan, el problema es que no te has querido dormir por  esperarme y eso, tiene siempre consecuencias. Este año no tendrás regalos así la próxima vez serás obediente. 

Izan cabizbajo lo entendió, sabía que había hecho mal en no dormir, pero aprendió la lección de que todo lo que hacemos tienes sus cosas buenas y malas. 

Al levantarse a la mañana siguiente debajo del árbol encontró un pequeño paquete, con su nombre, sin poder creerlo, lo abrió, era una bola de nieve de Papá Noel. Y una nota que decía:

Gracias por ayudarme anoche.

Fueron las mejores navidades de su vida, no tuvo regalos pero pudo repartirlos juntos a Papá Noel.