Los ángeles en el cielo
inician un nuevo canto,
que en pentagrama de estrellas
y luceros van trenzando.
Mientras con amor le acuna,
la Virgen va recordando
aquellos finos pañales
que la abuela fuera hilando,
porque Santa Ana vivía
su espera como un milagro.
Los guardó siempre. Ellos fueron
cuando al Templo le llevaron,
su más preciado consuelo.
Los guardabas para el Niño,
en tu cunita de ensueño,
junto al colchoncito blando
de vellones de cordero
como los armiños blancos.
Pero el Señor, a su hora
no tiene en cuenta este anhelo.
Y el Niño Dios, que en abrazo
une luceros y estrellas,
salvará todas las almas
y unirá Tierra con Cielo,
desde un humilde pesebre
que se aposenta en el suelo.
Buscar
Secciones
-
Actualidad
- Tudela
- Ablitas
- Andosilla
- Arguedas
- Azagra
- Barillas
- Buñuel
- Cabanillas
- Cadreita
- Carcastillo
- Cascante
- Castejón
- Caparroso
- Cintruénigo
- Corella
- Cortes
- Falces
- Fitero
- Fontellas
- Funes
- Fustiñana
- Lodosa
- Los Arcos
- Marcilla
- Milagro
- Monteagudo
- Murchante
- Murillo El Cuende
- Murillo El Fruto
- Peralta
- Rada
- Ribaforada
- San Adrián
- Sartaguda
- Sesma
- Tulebras
- Valtierra
- Villafranca
- Alfaro
- Cervera
- Rincón de Soto
- Aldeanueva
- Ágreda
- Ólvega
- Ejea
- Tauste
- Tarazona
- Borja
- Agenda
- Opinión
- Categorías
- Especiales
- Clasificados
- Sucesos
- Esquelas
Plumas al cierzo
El niño Dios, que en abrazo une luceros y estrellas
Rescatamos este poema de Ana Huguet López (†).
Más en Plumas al cierzo