Queridos Reyes Magos:
No os voy a pedir juguetes; esta vez, me gustaría que hicierais vuestra magia.
Esta tarde, he paseado con mi padre por la avenida Zaragoza, y miraba las luces de feliz navidad, con pena. Soy niño, pero sé que estas navidades van a ser tristes por culpa el virus.
Tengo que llevar mascarilla; lavarme las manos; no acercarme a nadie a menos de dos metros.
No entiendo, por qué tantos niños no cenaremos con nuestros abuelos.
Dice mi padre, que ellos fueron los héroes que levantaron este país; que se sacrificaron por darles un futuro; y que no hay derecho que se les haya arrinconado.
Soy sólo un niño, y no entiendo qué quiere decir. Lo que sí entiendo, es que, mi abuelo estuvo solo muchos meses, porque no podíamos ir a verlo a la residencia. Después, podíamos verlo, pero no abrazarlo.
Cogió el virus, y murió solo, sin su familia.
¿Por qué este año, habrá sillas vacías en nuestras mesas?
Solo os pido, que retraséis el calendario, poder celebrar las fiestas, y no ver sillas vacías.