Plumas al cierzo

Una madre y el desierto

Alberto Ibarrola Oyón nos escribe este relato breve.

Alberto Ibarrola Oyón
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Se había reunido en su casa con los demás jefes tribales por la inminente invasión. Tendrían que cruzar el desierto para hacerles frente. Decidieron hacerlo cuanto antes. Su anciana madre le ordenó:

- Antes de partir, provéete de agua.

- Madre, no nos moleste. La cuestión que nos incumbe es muy importante para nuestra seguridad. Las mujeres debéis ocuparos de vuestros asuntos. El país está en peligro inminente de invasión. ¡Debemos prepararnos para hacer la guerra y repeler a nuestros enemigos! 

- Hijo, coge agua. Si no os abastecéis todos de abundante agua potable, en vuestra travesía por el desierto pereceréis.

El líder tribal se dio cuenta de que ella tenía mucha razón:

- Está bien, madre. Haremos lo que usted dice. Muchas gracias por el aviso. 

Todos los hombres se abastecieron del agua del pozo más cercano. Una vez cargados los dromedarios con tinajas, cantimploras y otros depósitos, decidieron montar y emprender el trayecto. Aquello les salvó la vida en la angustiosa travesía por el desierto. Y consiguieron repeler con éxito la invasión.