Un día María descubrió una vieja tienda que nunca antes había visto. La curiosidad le hizo entrar.
El interior estaba lleno de viejos juguetes y libros. Un bonito libro de cuentos llamó su atención y lo cogió. Le gustaba que su madre le leyese cuentos, aunque el resto de sus compañeros preferían jugar a videojuegos.
- ¿Qué deseas? - Dijo de repente una voz grave.
María se volvió sobresaltada y vio a un anciano, de larga barba blanca y pequeñas gafas redondas.
- Un regalo de Navidad. - Dijo tímidamente mostrándole el libro. - ¿Cuánto cuesta?
- Es un regalo de Navidad, ¿no? Entonces, es gratis.
- ¿Gratis? - Respondió sorprendida María.
- Yo nunca he cobrado por mis regalos. No voy a comenzar ahora. - Dijo
misteriosamente el anciano. - Los niños sólo ven pantallas, ya no juegan, no leen, no imaginan. La magia se está muriendo. Sigue creyendo María, sigue leyendo, jugando e imaginando.
El anciano y la tienda desaparecieron ante sus ojos, dejándola en mitad de la calle con el preciado libro en las manos.