Desmontando mitos sobre juguetes en la pareja

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El vibrador tienen más años en el mercado de lo que creemos. Fue creado en el año 1880 por Kellina Wilkinson como tratamiento médico para la histeria femenina, después pasaron a ser vendidos como “masajeadores” y ya en la década de 1980 surgió una nueva generación que lo empezó a tratar verdaderamente como juguete sexual dedicado para el placer. Sin embargo aún existen muchos mitos sobre estos juguetes eróticos, que los llenan de tabú y de sensación de vergüenza o incertidumbre a la hora de comprarlos, y que en su gran mayoría son falsos.

  1. El huevo vibrador es perjudicial para la salud.

Los beneficios del uso del huevo vibrador van más allá de obtener un orgasmo: ayudan a mejorar la vida sexual y a la calidad del funcionamiento de los órganos sexuales, logrando que se consigan los niveles más altos de excitación. Además su uso fortalece el suelo pélvico, porque fomenta las contracciones del musculo Kegel, y por ello prevé la incontinencia urinaria.

En ningún caso dañan los nervios de forma permanente, aunque se utilicen durante un largo periodo de tiempo. Si bien es cierto que puede provocar cierta insensibilidad termporal, este efecto desaparece con rapidez y la sensibilidad se recupera muy pronto. De no ser así probablemente estemos ante un problema médico latente que ha sido potenciado con el uso del huevo.

En ocasiones puede causar espasmos temporales en la mujer, conocidos como “fasciculación”, que consisten una contracción pequeña e involuntaria provocada por la fatiga muscular (lo mismo que causaría un exceso de esfuerzo físico).

  1. Su uso es inmoral y debe ser vergonzoso.

Esto forma parte del tabú que invade cualquier asunto sexual, sin ningún motivo real. Lo cierto es que en la actualidad cada vez son más las personas que hacen uso de este tipo de artilugios. Entre las españolas el mercado erótico está en auge, 6 de cada 10 han adquirido alguna vez un juguete erótico, estando entre los más solicitados los vibradores, las bolas chinas y los aceites corporales estimulantes.

No hay nada de qué avergonzarse al adquirir un vibrador o utilizarlo, son muchas las mujeres que lo usan especialmente en el rango de 20 a 45.

  1.   Puede sustituir a la pareja.

Un vibrador de huevo o cualquier otra de sus modalidades es un artefacto que ayuda a fomentar placer, y en ninguna caso puede llegar a constituir un sustituto afectivo de una relación de pareja. Asegurar que un vibrador es igual a tener una relación consolidada con un hombre, es lo mismo que decir que todos los hombres son simplemente su órgano reproductor andante, o que las mujeres tienen el mismo uso que una muñeca inflable. Al contrario, un vibrador ayuda a estimular a una pareja, y de hecho si le ponen un poco de creatividad pueden encontrarle más de un uso al juguete erótico. Hay que tener en cuenta que según los datos más del 40% de las parejas han utilizado alguna vez uno o poseen uno en su casa.

En definitiva, el vibrador no es solo un elemento exclusivo de masturbación en solitario sino que puede ayudar a mejorar las relaciones sexuales en pareja si existe un nivel suficiente de confianza entre ambos miembros.

  1. Puede ser adictivo.

El aparato en sí no convierte a las personas adictas. Su uso excesivo debe achacarse a una tendencia compulsiva hacia la masturbación que debe ser tratada para evitar que pueda convertirse en traba para las relaciones con otras personas. No obstante no existe una relación causa efecto entre el comportamiento de masturbación compulsiva y el juguete ya que el segundo solo es un medio, entre muchos otros, que emplean algunas personas para satisfacer el primero.

Martín Jiménez