Bitcoin: ¿por qué es tan volátil?

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photo_camera El bitcoin y las criptomonedas han experimentado un crecimiento sostenido durante lo últimos años

El precio del bitcoin ha oscilado de un modo accidentado alcanzando máximos y mínimos históricos en periodos de tiempo muy reducidos. Pero, ¿por qué presenta tanta volatilidad? ¿Qué tipo de efectos van ligados a su naturaleza cambiante?

Podríamos decir que existe cierto paralelismo entre el universo emocional y los mercados. Al final, estos se modelan a través de lo que se ofrece pero, también, de lo que se desea y, por supuesto, de lo que se sabe. Si nos detenemos a analizar con mayor precisión este contexto en el caso del bitcoin, nos topamos con que dichos factores son especialmente volátiles en comparación a otros mercados.

Oferta y demanda

La volatilidad es uno de los parámetros más importantes del mundo de la inversión y, de hecho existen diferentes isntrumentos que nos ayudan a medirla como, por ejemplo, el Índice VIX. No obstante, existen, ciertos condicionantes o rasgos específicos de cada moneda o mercado. En el caso del bitcoin, uno de los rasgos más importantes tiene que ver con que presenta una oferta limitada y, al mismo tiempo, predecible. El halving que se celebra cada cuatro años va reduciendo la cantidad de emisiones y, a consecuencia de ello, la popular criptomoneda se considera un bien escaso y, también, deflacionario. Ambos rasgos están vinculados con una mejora potencial de su apreciación.

En el otro extremo, encontramos una demanda que también fluctúa a una velocidad relativamente elevada respondiendo a un amplía variedad de factores de diferente tipología. Entre ellos se incluyen parámetros tan importantes como la percepción emocional en el mercado (optimismo o pesimismo), la adopción e implantación geográfica de la criptomoneda en cada región, el grado de regulación u otros condicionantes estratégicos vinculados con la especulación o la competencia.

Cuestión de conocimiento

A pesar de que los contenidos divulgativos que versan alrededor del bitcoin y las criptomonedas han experimentado un crecimiento sostenido durante lo últimos años, aún existe cierto desconocimiento generalizado. Hoy una gran parte de los usuarios de la red siguen sin terminar de entender qué es bitcoin, su funcionamiento, los beneficios potenciales que ofrece o los riesgos que entraña. A pesar de que existe mucha información al respecto, en ciertos sentidos sigue primando más la desinformación. Esto se debe a que existe una gran cantidad de interpretaciones y opiniones así como muchas intenciones veladas. Por supuesto, esta dimensión social e informaciones también es un factor de influencia que se traduce en un incremento de la incertidumbre y, también, en una mayor volatilidad de forma indirecta.
 

Recursos disponibles

La heterogeneidad que existe a nivel de recursos de inversión es otro factor a tener en cuenta. Un inversor que puede invertir un mayor capital tiene al alcance de su mano más posibilidades que aquel que tiene menos recursos. Al poder hacer mayores inversiones en bitcoin puede tener acceso a mayores ganancias potenciales pero, además, esto también puede traducirse en una mayor estabilidad a largo plazo en tanto que tiene mayores posibilidades de diversificar su cartera. Por otra parte, por lo general, aquellos inversores con mayor poder adquisitivo, suelen invertir más en formación acerca de bitcoin y, en consecuencia, pueden acceder a un conocimiento más profundo sobre su funcionamiento. 

No obstante, en cualquier caso, la toma de decisiones no es algo diáfano o sencillo en tanto que el mercado oscila de forma significativa e impredecible. Aquellas opciones que hoy se revelan como oportunidades, mañana pueden traducirse en pérdidas. Al final, las certezas no existen como tal obligando al usuario a ser especialmente prudente y destinar tiempo a una correcta documentación.

Duda y volatilidad están interrelacionadas

Cuando hablamos de volatilidad hacemos referencia a la frecuencia y la intensidad con que se suceden las alteraciones o cambios dentro del mercado. Por otro lado, cuando hablamos de duda, hacemos alusión al componente de incertidumbre o, dicho de otro modo, a la carencia de confianza que existe alrededor de un activo (o mercado).

La inestabilidad que caracteriza a las criptomonedas está muy vinculada con una falta de control. La ausencia o insuficiencia de regulación se suma a su corta vida y, también, a su aún vulnerabilidad ante posibles riesgos de naturaleza informática como ataques o errores que pueden dar pie a cambios drásticos en periodos de tiempo muy cortos.

Al mismo tiempo, la distribución del mercado está muy compartimentada y sufre de cierta escasez de liquidez como fruto de dicha fragmentación. Al final, estas circunstancias también impulsan la volatilidad de los precios.

De forma análoga, existen muchos usuarios que operan basándose exclusivamente en sus impulsos emocionales, en sus creencias particulares obviando la realidad o sin establecer filtros sobre la información que se mueve en redes sociales. 

Podríamos decir que la duda queda reflejada en las oscilaciones del valor de las monedas que, en el caso del bitcoin, puede experimentar subidas y bajadas abruptas en pocas horas. A su vez, este reflejo incrementa la incertidumbre en el mercado obligando a los inversores a llevar a cabo investigaciones periódicas para llevar un seguimiento sobre las tendencias o los sucesos que puedan alterar el curso de las monedas digitales.

Al final, hablamos de un vínculo bidireccional entre la duda y la volatilidad en donde, por supuesto, juegan un papel fundamental aspectos tan importantes como la innovación tecnológica, la confianza de los inversores, la especulación, la competencia o la regulación.