Nabarrerías

Fernando era muy bueno; pero como ningún mortal está libre de tentación, tuvo un día la mala idea de robar una oveja de un caserío. Metió la mano por entre la valla que cerraba el prado, y cogiendo a la oveja por la cola, la atrajo hacia sí. Pero como la res era muy gorda y la valla muy estrecha, vio que no la podía pasar y desistió.. Cuando por Pascua fue a confesarse, le dijo el cura:

- Y en el séptimo, ¿qué tienes? ¿Has robado algo?

- Robar no; pero... querer robar sí.

- Es igual, es igual. Tan pecado es robar como querer robar. ¿Cómo fue eso?

-¡Hombre, hombre! ¿Y por qué se te ocurrió robar aquella oveja teniendo tú otras?

- Más gorda que las mías estaba aquella y ...

- ¡Vaya, vaya...! Pues para poder perdonarte eso, dos misas tienes que sacar.

- ¿Cuánto valen?

- Las dos un duro.

- ¿Un duro...? ¿ Y es igual dar ahora?

- Hombre, no corre tanta prisa. Cuando te venga bien, me das.

- Más quisiera dar hoy; estas cosas, cuanto antes mejor. ¿No lo parece?

- Como quieras.

Cuando el cura le dio la absolución, Fernando alargó el brazo, y por la celosía donde se confiesan las mujeres le ofreció un duro.

- De ahí no -dijo el cura.

- Sí, sí, de ahí - insistía Fernando.

-Pero de ahí ¿ cómo quieres que coja hombre?

- ¿Ah, no....? Pues eso mismo me pasó con la oveja.