Cuando nuestros descendientes estudien la historia de esta época, es probable que se cite como una de las principales características la rapidez en la información. Probablemente necesitemos un poco más de tiempo para darnos cuenta cómo ha influido en nuestra historia la inmediatez del conocimiento de lo que ocurren en cualquier parte del mundo.
Hoy es el patrón de los empleados de correos, san Gabriel. La razón es que fue el mensajero de Dios para hablar con la Virgen en la Anunciación que, por cierto se celabra el 25 de marzo. En Navarra, como en todas partes, la manera de mandar un recado era aprovechar el viaje de alguien para darle el encargo. Se sigue haciendo.
Las cartas, en la Edad Media, solamente las mandaban los reyes o altas dignidades de la Iglesia. Se cerraban mediante sello de cera propio y se encargaba a un mensajero que las llevara, lo que solía hacer cobrando bastante. Se iba a caballo si había prisa y a pie si no la había. El reino se atravesaba en siete días: dos de Tudela a Olite, otros dos de aquí a Pamplona y tres hasta la Baja Navarra. El mensajero y las cartas eran inviolables.
De nuestra época, qué les voy a contar. Da gusto que existan servicios que funcionen, por lo general, tan bien y de manera tan silenciosa y humilde, lo que es privilegio sólo de los grandes. Lo público funciona.
