El de hoy es un artículo algo tétrico, asi que si no le van las truculencias , es mejor que lo deje ahora.
El sitio de enteramiento era, durante la Edad Media, el atrio o alrededor de la Iglesia. Los clérigos y nobles empezaron a ser enterrados en el interior, logrando el pueblo llano igual privilegio con el paso del tiempo. El suelo de las iglesias era desigual, debido a los trabajos de enterramiento. Se sacaba o retiraba el “inquilino” anterior y se colocaba el nuevo.
Otro hecho que estaba mal considerado era el gruñido de los muertos. Como había varios enterramientos, no solían alcanzar mucha profundidad, por lo que se oían perfectamente los sonidos de los cuerpos durante su proceso de putrefaccion. Dicen que eran muy parecidos a los gruñidos de los cerdos. Se consideraba algo diabolico si este sonido coincidía con el momento de silencio en que se encomienda los muertos en la misa. ¿Hace falta hablar del olor?
En 1987 el obispo de Pamplona se dirigio al Ayuntamiento de Pamplona para ver cómo se podía evitar que en misa se sacaran los cuerpos a muertos recientes para meter los fallecidos, todo ello a la vista de los fieles.
