Nabarrerías

Nada era más largo para los jornaleros que ver salir todos los días el sol por la sierra Ujué, o por la Bardena, y verlo recorrer el cielo hasta meterse, como una peseta en la hucha, por el otro lado. Mientras el astro estaba en el cielo había que seguir el tajo, con apenas un rato para comer el companaje o echar algún trago de la bota.

Con un toque de irreverencia le cantaban esta jota: “Retunantísimo Sol, si tú fueras jornalero, no saldrías tan temprano, y te irías más ligero”.

Cuenta Briñol Echarren que Chirín era el apodo de un jornalero, famoso por sus ocurrencias y por su envidiable sentido del humor. Daba igual que hiciera frío o calor, o que los jornales estuvieran a duro o a cuatro pesetas: una vez que había que ir al campo, él procuraba hacerlo de la mejor manera, sin importarle el largo peregrinar del sol ni los muchos días que tiene la semana.

Un lunes, al ir al tajo a las seis de la mañana, se dio cuenta de la cara de amargados que tenía la cuadrilla y para levantarles el ánimo les dijo: “Jo, qué bien. Pasado mañana miércoles. ¡Ya se ha jodido la semana!”