Nabarrerías

Según el lingüista e historiador español Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), cuando los romanos llegaron a la Pemínsula se hablaba euskera desde el oeste de Bilbao hasta el mar Mediterráneo.

Para los historiadores, la crónica real de Navarra se inició en el siglo VIII con García Giménez I o Eneko Aritza, según las versiones. Algunos de ellos apuntaron que, antes de la instauración del moncarca, Navarra estaba regida por un gobierno compuesto por doce ricos hombres: el señor de Mauleón, el señor de Leet, la casa de Bazan, el señor de Monte-Agudo, la casa de Guevara, la casa de Rada, la casa de Aibar, Gastón de Urroz, el señor de Subiza y el señor de Vidaurre.

Los llamados Anales Mettenses, que comienzan en el año 688 y concluyen en el 830, representan una buena fuente para seguir la pista de los ejércitos de Carlo Magno por Europa. En la referencia correspondiente al año 778, el cronista hace una extraña diferencia tras la destrucción y conquista de Pamplona, en donde fueron sometidos “los hispanos, los vascones y los navarros.

En los primeros siglos, a partir del año 1000, el timón llamado la espadilla se fue generalizando en los navíos que surcaban los mares europeos después de su invención por los vascos. Los historiadores de arquitectura naval sostienen que el timón de codaste se conoció en esos primeros tiempos como “Tomón Bayonés” o “Timón a la navarra”, denominación que no deja de tener interés ya que, en la actualidad, Navarra no tiene costa.