Contaminación lumínica

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Derroche energético y económico

Es indudable que el alumbrado exterior es un logro que hace posible desarrollar múltiples actividades en la noche, pero es imprescindible iluminar de forma adecuada: evitando la emisión de luz directa a la atmósfera y empleando la cantidad de luz estrictamente necesaria allí donde necesitamos ver. Aún cuando lo anterior sea lógico, no existe excesiva conciencia social sobre las graves repercusiones de la contaminación lumínica.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, el funcionamiento de todas la luminarias repartidas en España suponen el 42% de consumo de energía del sector de servicios públicos y la inversión en su mejora ahorraría un 30% de este consumo. El 95% del consumo energético de este sector corresponde a instalaciones propiedad de los ayuntamientos.