Grandes extensiones de vegetación ribereña y de zonas esteparias se transformaron en campos de cultivo de secano y de regadío. Parte de los cultivos implantados fracasaron por la alta salinidad de los suelos. Tras un período de abandono, se probó el cultivo del arroz con éxito, lo que ha creado un ecosistema que aporta una importante biodiversidad a la zona de los arrozales de Arguedas.
Estos arrozales ofrecen cobijo y sustento a un importante número de aves. Esto es debido a la alta concentración de cangrejos, roedores, anfibios e insectos que les sirven de alimento, algunas de las cuales se pueden observar en Navarra gracias a la existencia de los arrozales, y otras han aumentado su población gracias a ellos.
En la época de invernada estos terrenos son utilizados por un variado número de especies que encuentran en ellos el alimento necesario para pasar los duros meses de invierno. Destacan por su número y por su importancia ecológica los aguiluchos lagunero y pálido, diversos limícolas y anátidas, la garza real, la cigüeña blanca, las cigüeñuelas, y varios paseriformes, entre los que se encuentra el escribano palustre, especie en peligro de extinción, con varios miles de ejemplares.
Queda clara la importancia que este humedal artificial tiene para la conservación de muchas especies, razón por la que este miércoles, a las 12,30 h. GURELUR y la Fundación CETYA inaugurarán y pondrán en marcha la Estación Biológica de Arguedas que allí se ha instalado, enfocada para proteger los arrozales y su biodiversidad y que va a ser un referente en Educación Ambiental.
