Tudela

“Tudela es una ciudad hermosa cuya personalidad está en manos de su gente”

Mariló Montero, reconocida periodista y orgullosa navarra, comparte con Plaza Nueva sus vivencias y sentimientos sobre su tierra natal con motivo de su nombramiento como Dama de Honor de la Orden del Volatín en la trigésima edición de las Fiestas de la Verdura de Tudela y la Ribera

Mariló Montero en una aparición en un plató de televisión
photo_camera Mariló Montero en una aparición en un plató de televisión

Desde sus comienzos en la radio, Mariló Montero ha demostrado un especial aprecio por la gastronomía de su tierra. Su trayectoria refleja una conexión inquebrantable con Navarra, así como una profunda admiración por la riqueza cultural y la estética de ciudades como Estella, su lugar de nacimiento, y Tudela.

En reconocimiento a su vinculación con su tierra natal, Mariló ha sido distinguida como Dama de Honor de la Orden del Volatín en la trigésima edición de las Fiestas de la Verdura, un honor que comparte con el afamado chef televisivo Rodrigo de la Calle, quien ha sido designado Caballero de Honor.

Eres una de las periodistas más destacadas de nuestro país, ¿siempre tuviste claro a lo que te querías dedicar?
Eso suena a que de pequeña hubiera tenido la clarividencia para dirigir mis sueños buscando un único camino que me llevara al que aún estoy recorriendo. Sí, mi carácter denotaba ciertas inquietudes exploradoras al querer ser azafata para poder viajar por todo el mundo, algo que se viene cumpliendo sin tener que serlo. Quien sí supo que podría tener talento para la profesión periodística, y siempre lo cuento porque le estoy muy agradecida, es Javier Ferrer que, en aquellos años, por 1985, era director de Radio Navarra A3. Fue mi querida y admirada, la periodista amiga Ana Portillo, la que tras fallarle un invitado en RN-A3 de Estella me pidió que rellenara ese espacio contándole los precios del mercado al que había acompañado a mi madre. Ana tuvo ese arrojo y al escucharme en directo Javier Ferrer, quien iba en su coche camino a Tudela, redirigió su camino hacia Estella para conocerme. Aquello, recuerdo con máxima ternura, terminó en un café en mi casa donde les pidió permiso a mis padres para que empezase a trabajar en la radio. Ese fue mi punto de partida para una carrera de fondo que aún continúa su desarrollo.

¿Cuáles son los recuerdos que guardas con más cariño de la vida en Estella y en Navarra en general?
De la tierra que dejas por pretender conquistar otros mundos se mantiene en el alma la cuna que te arropa. Valoro a las personas que me acogen cada vez que vengo a casa, que aportan esa sensación de protección que te dan tus padres (ausentes por desgracia) y que son mi familia, y mis amigas de la infancia. Estella, para mí, son las personas que hacen de nuestra ciudad, una de las más bellas de España, en un lugar donde me gusta recogerme para mantenerme en el seno placentero de la más leal amistad. 

¿Qué destacarías de Tudela y la Ribera?
Las similitudes entre Tudela y Estella son tan destacables como admirables. Ambas son ciudades de gran valor histórico, con una belleza patrimonial insuperables:  La Plaza de los Fueros, la catedral, todas sus iglesias y palacios, pasadizos, murallas, atalayas… y el honorable carácter de sus gentes. Tudela es una ciudad hermosa cuya personalidad está en manos de la población tan trabajadora, culta, como gozosa de la vida. Es una tierra de tierras bañada por el mismo río, el Ebro, a cuyas dos orillas emerge con soberbia belleza su valor histórico y cultural. Bien es cierto que la celebridad de Tudela, la “protectora” , tiene fama internacional por las criaturas que pare su tierra que se sirven en mesas de casi todo el mundo: espárragos, habas, guisantes, cardo, pimienticos… 

¿Cuáles son tus verduras favoritas?
En este orden: los pimientos del piquillo, los espárragos tanto verdes como blancos, las alcachofas y el cardo. La verdura me gusta, toda o casi toda, pero lo mencionado anteriormente es innegociable para pedir en una mesa navarra.

¿Echas de menos en Madrid los sabores de nuestra huerta?
Se da la circunstancia de que hay unos estupendos restaurantes navarricos en la capital de España. Cuando comes en cualquiera de ellos, que con gran esfuerzo y coste empresarial han llevado a kilómetros de distancia productos de la tierra que aparecen sacados de la huerta una hora antes de haberlos cocinado, te aporta la sensación de que estás comiendo en casa. ‘La Huerta de Tudela’, ‘Floren Domezáin’ o ‘La Manduca de Azagra’, son algunos de mis destinos de emergencia cuando el hambre navarrico aprieta.

¿Eres muy cocinera? Y de ser así, ¿qué tipo de platos son los que más te gusta cocinar?
Aun teniendo buena mano, por la poca experiencia que me he permitido labrar sobre los fogones, no me gusta cocinar, en absoluto. No lo veo necesario y nunca he pasado hambre. Soy una excelente y agradecida comensal porque valoro el importante trabajo que supone hacer de comer cada día. No de exhibición como puede existir una rama de lucimientos gastronómicos, sino la cocina de a diario que hacen a nivel doméstico miles de personas (sobre todo mujeres) que además de que esté rico, deben ser cada día, creativas. Disfruto viendo cómo son felices cocinando y me solidarizo con aquellas mujeres, que se pegan horas guisando también por las noches, porque al día siguiente han de salir de casa a trabajar y regresar para dar de comer a los suyos. Eso me parece una ardua e ingrata labor que desgraciadamente sigue sin ser valorada.

Como navarra que siempre has llevado lejos el nombre de nuestra Comunidad, ¿cómo has recibido esta distinción?
Me hizo realmente mucha ilusión. Son reconocimientos que te incluyen, ratifican en tu tierra. Lo más importante es el sentir navarro que tengo, pero que este sentimiento sea reconocido de manera institucional alcanza cotas superiores que me congratulan. 

¿Has estado alguna vez en las Fiestas de la Verdura? ¿Qué es lo que esperas de estos días?
Otra de las cosas de las que se puede presumir en Navarra es que nuestras fiestas son tan abiertas como acogedoras. Se viven en la libertad que ofrecen nuestras propias ciudades. Es decir, las fiestas las celebramos en las calles por donde, cual flautista de Hamelín, se va recorriendo la ciudad barriendo amistades y el cariño de coetáneos o turistas allá por donde van. Se consigue poner en valor nuestras tradiciones para mantenerlas vivas, el gran atractivo de nuestra gastronomía y por lo tanto la difusión de nuestra cultura.

¿Tienes ya pensado el discurso para el 20 de abril?
Espero que mi sinceridad le llegue a la sinceridad con la que escuchan sus corazones.

¿Un mensaje para todas aquellas personas que estén pensando acercarse a Tudela y a Navarra en estos días?
Que piensen, que cada vez que piden unos espárragos, pimientos, habas, alcachofas… tengan la certeza de que todos esos productos han nacido de una buena tierra, arada por gente muy trabajadora que sacrifica su vida para que emerjan de ella productos de calidad que son los que dan prestigio a Tudela. Un espárrago, requiere de vidas entregadas a él y cuando lo vean sobre la mesa, que sepan el respeto que pueden invocar a las familias que hacen posible la identidad de una de las tierras más valiosas del mundo. Y que ese plato, sea en inicio del camino hacia Tudela para que la conozcan y disfruten de ella en persona.