Opinión

Deber y responsabilidad al cargo

Parece sacado de los más negros cuentos de tramas y tragedias, con el único fin de conseguir el trono o en algún caso alguna cuota de poder, el capítulo que la política española nos ofrece en la actualidad. Un vicepresidente que dijo hacerse cargo de las residencias y que aun después de muchos fallecidos, esperamos verlo haciéndolo, abandona su cargo que ha estado expuesto a unas responsabilidades sociales extremas, por ir a defender según él, la presidencia de una comunidad en este caso, la de Madrid.

El ministro Illa ya dejo la puerta abierta a poder abandonar un puesto de importancia y responsabilidad extrema en medio de una pandemia, por ir a un puesto autonómico alejado de presiones sociales. Estos puestos y más en un estado de alerta, no se tendrían que poder abandonar por un destino de causa menor, de la misma manera que nosotros los ciudadanos tampoco podemos hacer muchas cosas.

Es lamentable ver, como se tiene la sensación de que los capitanes abandonan el barco antes de hundirse, sin tener en cuenta los muchos fallecidos y en este caso, el esfuerzo de toda la ciudadanía por salir adelante.

En otro plano queda, el perfil del que abandona el puesto conocedor seguro de su triste destino, intentando arrebatar la comunidad de Madrid a la única política que se ha mostrado como tal ante los madrileños y españoles. Solo espero, que esta maniobra les salga todo lo mal que cabe esperar y que sirva para reforzar más aun el espíritu de una persona que ha luchado y lucha por defender los intereses de los madrileños taxistas, hosteleros, que fue capaz de construir un hospital de 1000 camas en tiempo record, con una serenidad y diligencia pasmosa en medio de una crisis sanitaria sin precedentes, donde muchas comunidades les venía grande el testigo cedido.

La política actual, de puertas para dentro está causando desasosiego y cansancio de puertas para fuera risa, para colmo lo único bueno que se está haciendo, lo quieren tumbar aquellos incapaces de aguantar sus responsabilidades, algo que juraron.

El principio del fin está cerca tanto, como los madrileños quieran.