¡Vuelve a casa por Navidad!

M.ª Carmen Navascués Capdevila nos escribe este relato.

Mª Carmen Navascués Capdevila
photo_camera M.ª Carmen Navascués Capdevila

Como sus hijas y yernos trabajaban fuera de casa, Belén y Reyes cuidaban de sus nietos a tiempo completo. En Nochebuena, las calles se llenaban de quienes, al igual que ellas y sus parientes, querían recibir a Olentzero, quien bajaba de la montaña con regalos para todos. Luego, sus familias degustaban los guisos preparados por ambas: alcachofas, ensalada de cardo y cordero asado.     

Años después, corrieron distinta suerte al volverse dependientes: Belén se fue a vivir con su hija y Reyes acabó en una residencia. 

El 24 de diciembre siguiente, el nieto de Belén empujó a su abuela en su silla de ruedas hasta la plaza Nueva. Mientras esperaban, saludó a un buen amigo que pasaba, quien, inexplicablemente, escapó al verles.  

Más tarde, fue mayúscula la sorpresa de sus familias al descubrir que las yayas estaban juntas, y Olentzero, Noel y Baltasar con ellas.

Una arrepentida Natividad pidió perdón a su madre por encerrarla en un asilo y aquella misma noche la llevó consigo de vuelta a casa. Había comprendido que debía devolverle un poco de lo que esta le había otorgado, pues la había amado y cuidado, y a su hijo, desde su nacimiento, además de regalarle el bien más preciado: la vida.