La gente se equivoca cuando arguye
Que la felicidad alguien la brinda;
Verbigracia, el/la esposo/a, que es la guinda,
O que un/a amigo/a impar la distribuye.
De quien toda certeza se atribuye
No esperes que jamás el/la tal se rinda,
Poco importa que sea Ernesto o Linda;
Así que te aconsejo: aléjate, huye.
La dicha, aunque te cueste comprenderlo,
Nada tiene que ver con el dinero
Que tienes en el banco; a mí entenderlo
Seis meses me llevó, de julio a enero.
¿Por qué, de vez en cuando, amigo, fallas?
Porque en buscarla no consiste, la hallas