Relatos

Visita inesperada de Olentzero

Carlos Guillén Sola nos escribe este breve relato

Carlos Guillén Sola
photo_camera Carlos Guillén Sola

Totalmente desquiciado, el joven Iker subió a su coche vísperas de Navidad. Lloraba desconsolado mientras aceleraba y salía de Tudela dirección Arguedas. Conducía sin control, gritaba y maldecía por todo lo que le sucedía. En la recta, se desvío por un camino bardenero, frenó bruscamente y salió del coche a sentarse al borde del camino. Dolían las heridas, las de los palos de la vida, el acoso escolar, la marginación, las de todas las chicas que lo rechazaron, la parte de la familia que nunca le entendió, la presión de encargados y jefes que le explotaron, etc. Atardecía cuando en el camino se dibujó la silueta de un señor.

— ¿Qué le pasa, joven? — Dijo.

— Que no puedo más, estoy al límite. — Contestó Iker sollozando.

— No tienes por qué estar mal — Dijo el señor.

— ¿Quién éres? — Preguntó Iker.

— Soy Olentzero, vengo a anunciar la navidad. Y así como os quiero transmitir que a partir de ahora el día será más largo, que vendrá el sol y el buen tiempo, también te quiero decir a tí Iker, que detrás de la oscuridad, vendrá la claridad, vendrá la luz de un nuevo día, tras el frío llegará el calor y despertará la tierra para volver a florecer.

— ¿Cómo sabes mi nombre? — Preguntó Iker.

— Yo lo sé todo. No decaigas, el mañana llegará — Respondió Olentzero.

— Mila esker, Olentzero… — Respondió Iker secándose las lágrimas.

— Continúa con arrojo tu camino, nos veremos en el ciclo de la vida — Se despidió Olentzero avanzando despacio hacia el horizonte.