Plumas al cierzo

Tu mirada

José Isidro López Fumero nos escribe este relato breve.

José Isidro López Fumero
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El verano pasado fue triste ¿Lo recuerdas? Mejor ni siquiera nombrarlo. Fue triste y perpetuo, lleno de incertezas, de confinamientos. Y es que aquí en el fondo he notado eso, que fue un año pobre, sin bailes, sin fiestas, sin voz y sin versos que echarse a la boca de alguna manera que no fuese triste.

Aunque antes ¿Te acuerdas? el verano era excitante. El inicio de la fiesta nos ponía de los nervios. La alegría y el color se adherían al ambiente y lo hacían tan bonito, tan cercano y divertido, tan sentido. Era digno de admirarse y embobarse en el bullicio de la plaza. Disfrutar de aquel hogar, abrazarnos al ambiente era muy, muy delicado. Realmente acogedor.

Recorría aquellas calles un sublime acordeón que llegaba hasta el rincón más pequeño que existiera. El programa denso alegre se ponía a caminar. La multitud reventaba. Recrear ese momento, el momento del mensaje, del exploto atronador yo diría más que un don, era todo un privilegio. 

Túnicas seglares me acercaron a una imagen que aunque nadie se lo crea está dentro de nosotr@s. Todo el casco antiguo, toda la ciudad, cualquier deidad, la admira, le rinde culto, perpetua veneración a la imagen de la abuela, hija madre trinitaria Santa Ana virginal.

En las noches revoltosas se bailaba junto al quiosco. Se ponían los tres ritmos, se probaba la potencia y el sentido del abismo de l@s más equilibristas. Yo empuñaba mi cerveza y miraba hacia la gente, la veía enloquecer.

He vivido gigantadas, las grabé en tu corazón y de ahí no te las quito. Los almuerzos en las calles y las letras asomadas a las viejas tradiciones eran dueñas del lugar esas fiestas patronales que te digo pertenecen a la gloria del pasado y al futuro que nos viene.

De la herencia cultural aún nos quedan los orígenes reales. Las antorchas embreadas, el dolor, las terribles quemaduras las metí en un armazón que he llenado de artificios. 

Pediría que este año; este no, sino el que viene, regresaran esas fiestas que tanto he echado de menos. Que todo fuese abismal, intenso, descontrolado. Pediría por la tanto si pudiera, recrear tu inmensidad, recrear tu resplandor, regresar a tu mirada.