Virus creado/no creado.
Escape accidental/no accidental.
Confinados/no confinados.
Mascarilla/no mascarilla.
Vacunados/no vacunados.
Dejamos atrás al infame 2020, y escuchamos las 12 campanadas que marcaron el inicio de un nuevo año, sin grandes alegrías; con el poso irreparable del dolor sufrido.
Vivimos el 2021 como una montaña rusa de emociones: La amenaza de nuevas oleadas, la prometida vacuna milagrosa…
Lo único que hemos sacado en claro, es el enfrentamiento entre nosotros mismos. Dejando a un lado, quién tiene la verdad absoluta; quién mantiene posturas beligerantes, hemos perdido algo muy importante, que marcaba nuestro carácter patrio: La alegría, la hospitalidad, y ese brillo en nuestros ojos que invitaba a la sonrisa.
Hora es de demostrar de que pasta estamos hechos, ya es el momento de decidir de apostar por la vida, ¿no?
¡Que callen los agoreros!
¡Que enmudezca el pesimista!
Celebremos la vida. Saludemos al unísono al 2022 con la convicción de que estando todos juntos, somos irreducibles, inaccesibles al desánimo.
Juntos, somos más fuertes; juntos somos mejor.
Por un 2022, libre y unidos.
