Tudela

Gurelur niega el agravamiento del efecto de las riadas por los castores

Las rechazan por su falta de base científica y porque, una vez más, se utiliza de chivo expiatorio a la fauna silvestre, apuntan. Cuando la responsabilidad es del ser humano, aseguran desde Gurelur

El nivel del río Ebro se ha visto incrementado notablemente
photo_camera El nivel del río Ebro aumentó durante el pasado mes de febrero

Los castores aprovechan la escasa vegetación ribereña que se ha dejado tras esquilmar sus orillas, reducida a una o pocas filas de árboles. Ese grave deterioro de las orillas es lo que favorece que las riadas alcancen la virulencia denunciada por los agricultores, al no haber barreras naturales, los sotos fluviales, que detengan y desvíen el agua a zonas naturales como madres y llanuras de inundación. Además, empeorando el problema, estas zonas de desbordamiento suelen estar ocupadas o inutilizadas por la presencia de distintas actividades humanas. Los castores al acumular vegetación en ciertas zonas proporcionan un filtro natural que depura el agua que pasa por sus madrigueras y construcciones, acumulaciones que en ningún caso ocasionan los problemas descritos por los agricultores. Estas acumulaciones permiten el asentamiento y dispersión de fauna y flora que se ha expulsado de nuestros cauces. Además, los castores nunca se alejan lo suficiente del río como para ocasionar daños fuera del mismo, daños que, insisten, afectan en todo caso a la raquítica vegetación que se ha dejado en las orillas. Si hubiera miles de árboles y cientos de hectáreas de sotos fluviales, que es lo que los ríos y nosotros necesitamos para su correcta conservación, los castores ni sabríamos que están.

Echar la culpa de estas afecciones a la "suciedad" del río es una canción del siglo pasado que ya no cuela, aseguran desde Gurelur. Además, antes de la presencia de castores ya sucedían riadas e inundaciones y los remedios que se han aplicado y que demanda el sindicato agroganadero no han dado nunca resultados prácticos, excepto para algunas contratas y muchas veces trasladando el problema aguas abajo, afirman desde Gurelur. Culpar a los restos acumulados por los castores de las inundaciones es absurdo, las riadas excepcionales se llevan por delante infraestructuras, casas y todo lo que pillan por delante y la amalgama de ramas y troncos que forman los castores está perfectamente adaptada a reventar con las riadas y no a frenarlas ni agravarlas, puesto que ellos mismos se ahogarían. Cuando esto sucede ellos se retiran tierra adentro manteniendo una pequeña distancia al agua, nunca se alejan de ella.

Por ello Gurelur solicita que no se haga demagogia ni se ponga en el disparadero a los castores, puesto que el problema no es ese y las soluciones exigidas por los representantes de los agricultores no son, ni han sido ni serán útiles.

Gurelur demanda la protección y conservación real de las orillas y riberas naturales, dando espacio al río y por ende a todos los seres vivos que lo habitan, incluidos los demonizados castores.