Tudela

A las orillas del Queiles

De Tudela son bien conocidos tres ríos: Ebro, Queiles y Mediavilla. Fuera de la ciudad tal conocimiento se diluye según se aumenta la distancia y se reduce su caudal. No sabría decir cuál de ellos ha inspirado más literatura. Pero de sus corrientes, y contracorrientes, surge mucha de ella.

 

Plana mayor de la Peña Pregón en Pamplona. En primer plano, Faustino Corella. Al fondo el cartel de las Fiestas de Tarazona de 1959, indicio de quién era el anfitrión de la tertulia
photo_camera Plana mayor de la Peña Pregón en Pamplona. En primer plano, Faustino Corella. Al fondo el cartel de las Fiestas de Tarazona de 1959, indicio de quién era el anfitrión de la tertulia

Tuve ocasión de estrenarme en estas páginas con ocasión de narrar el homenaje “A un tudelano universal, henchido de navarraridad. A José María Iribarren” una de esas figuras de la Peña Pregón, que edita la revista actualmente llamada ‘Pregón Siglo XXI’. Iribarren, “escritor de la tierra”, lejos de dejarse llevar por la corriente, nadó contra ella como otros nacidos ribera arriba, ribera abajo del Queiles: Faustino Corella Estella, nacido en Tarazona, y Francisco Salinas Quijada, también tudelano.

Un turiasonense con marchamo navarro

Faustino Corella Estella nace en Tarazona a finales de 1906. En esta ciudad recibe sus estudios iniciales en el Seminario durante once años para dejarlos y trasladarse, con 20 años, a Pamplona. Ingresa en la Caja de Ahorros Municipal y además ejerce como profesor de Mercantil, siendo catedrático de Historia y Derecho en la Escuela de Pamplona y recibiendo de la Universidad de Zaragoza la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a su labor docente (1978).

«Cuando Faustino Corella llega a Pamplona y la “inventa”, quiere dejar constancia de su descubrimiento y llama a Díaz Jácome —el fino gallego con sangre de corredor de encierros—, a José María Iribarren —el de la traviesa y culta pluma— y a Ignacio Baleztena —el Premín polifacético—, y va y les dice: «¿Por qué no fundamos...». »

Así se expresaba Ramón García Domínguez —colaborador habitual de ‘El Norte de Castilla’ y gran conocedor de la figura de Miguel Delibes— en un trabajo de fin de carrera presentado en junio de 1969 en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Navarra —ahora facultad FCOM, forja de grandes firmas del periodismo actual. Con el número 100 de la revista Pregón, en 1969, se publicó como suplemento bajo el título de ‘Pregón. Un noble canto a Navarra’. Pero es que tal loa debe, a su vez, atribuirse a un actor pamplonés, Joaquín [Fernández] Roa, cuya imagen blanquinegra muchos aún conservan en su memoria.

Faustino Corella revisando una nueva edición de Pregón
Faustino Corella revisando una nueva edición de Pregón

Faustino, primero, como José María Corella Iráizoz (Pamplona, 18 de agosto de 1937 - 25 de febrero de 2017), su hijo, después, simbolizan el emprendimiento cultural de la Navarra de posguerra. Como escribía en Pregón n.º 51 (diciembre de 2018) el historiador, Juan José Martinena, Faustino era el Jefe Provincial de Propaganda en 1940 cuando Felipe Jaso, director y editor de la revista ‘MARZO’, se entrevistó con él. Esta publicación anual tenía como finalidad contar la Semana Santa pamplonesa. Así apareció en 1940, 1941 y 1942. Tras sortear el cierre, con un permiso especial temporal, sale en 1943 con el nombre de ‘IRUÑA’ figurando ya Corella como subdirector. Pero este vascónico nombre levantó suspicacias en las autoridades del momento y se tuvo que reemplazar, finalmente, por el actual ‘PREGÓN’. Aunque en San Fermín de 1943 ya salió con la nueva cabecera, no sería hasta el 23 de mayo de 1944 cuando se hiciera oficial. Por ello el número de otoño de ese año llevará el número 1 mientras que los tres anteriores (San Fermín de 1943, Semana Santa de 1944 y San Fermín de 1944) quedan en un limbo numérico.

«Como primeros «pregoneros» —recordó el escritor—hay que citar, junto a Faustino a José María Iribarren, Ignacio Baleztena, José María Iraburu, Pedro García Merino, José Cabezudo Astráin. Fermín Mugúeta, Nícolás Ardanaz, Florencio Idoate, José de Arteche y un largo etcétera», contaba José María Pérez Salazar durante el acto organizado por el Ateneo Navarro el 25 de noviembre de 1991, un homenaje al turiasonense recién fallecido.

Durante ese acto del Ateneo Navarro en noviembre de 1991 otro pregonero, Ricardo Ollaquindia, resaltó la estrecha amistad que también unía a Faustino con José María Iribarren. «Si hay un calificativo que califique a este hombre es el amigo entrañable» diría Corella de José María Iribarren durante el aniversario de la muerte de éste. Entre las anécdotas está el rodaje de la película «Diez fusiles esperan» (1959) donde intervinieron como extras Corella, Iribarren y otros miembros de la peña «Pregón». Esta anécdota la publicó en el n.º 49 (marzo de 2018) Salvador Martín Cruz más amena y prolijamente. Esta anécdota, por cierto, no exenta de los asociados chascarrillos de la época reproducidos en la prensa local con tal ocasión. Una de las más curiosas es ver a todo un Premín de Iruña, Baleztena, como liberal frente un joven Paco Rabal carlista.

Un brillante abogado y escritor tudelano

Francisco Salinas Quijada a quien este medio ya recordó cuando falleció en 2006, nació y vivió en Tudela, así como en Zaragoza unos pocos años, y en Pamplona, donde falleció. Nieto de Paulino Salinas, fundador de la empresa de tan afamados mantecados y dulces, era sobrino del aficionado a la fotografía, Nicolás Salinas cuyos fondos fotográficos (1899-1938) se conservan en el Archivo Municipal de Tudela. También se conservan allí igualmente la “Colección de publicaciones” de este especialista en derecho foral y prolífico escritor. Una muestra de su trabajo se puede consultar en Dialnet (https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=15476). Entre ellos algunos artículos que recienteme ha vuelto a publicar Pregón donde sus colaboraciones sobrepasaron el medio centenar de artículos. En este año que se cumple en agosto el 40º del Amejoramiento del Fuero (10 de agosto de 1982), sin duda su obra será objeto de revisión y mención en reiterados trabajos y publicaciones.

Aunque este tudelano alcanzó altas cotas en cargos profesionales y puestos académicos es, en palabras de José María Iribarren, «es a su vez un corazón sensible, un alma extravertida y generosa, que ama y compadece a la infancia desvalida y que, llevado de su cristiana caridad hacia los huérfanos menesterosos, viene, desde hace más de diez años, consagrando su actividad a las tareas protectoras de la infancia de su ciudad natal, habiendo sido iniciador y alma de la «Casa Cuna Municipal» (1944) y de la «Escuela Protegida “Santa Ana”» (1945), instituciones tudelanas modelos en su género. A lo largo de sus tareas tutelares, Francisco Salinas se ha ganado por derecho propio el título de «Padre de Huérfanos» de Tudela.»

Reproducción, pie de foto original incluido, de un fotograma de la película
Reproducción de un fotograma de la película «Diez fusiles esperan». Aparecen ataviados de militares, de izquierda a derecha, José María Iribarren, Faustino Corella, un actor del filme, Ignacio Baleztena, Vicente Galbete y Pedro Lozano de Sotés. Sentado en la silla, frente al tribunal, Paco Rabal

Conclusiones

La Revista Pregón, en puertas de cumplir 80 años y editar su número 200, en 1969 ya era “decana del Viejo Reino” como afirmaba García Domínguez. De tal emprendimiento cultural, como suele ocurrir con estos temas, se fraguó la Revista Río Arga, publicación lírica decana en España.

Faustino, alma máter del proyecto, era un aragonés que nunca dejó de sentir sus raíces. La imagen superior de la anterior página sirva de constatación. Su amor por la tierra de acogida tampoco fue menor y lo dejó bien reflejado con un largo legado de artículos y publicaciones que permanecen en las bibliotecas esperando la curiosidad de las jóvenes generaciones que lo rescaten del olvido y ponderen el valor de su aportación.

Por acabar, estas figuras señaladas, Corella y Salinas, compartían la amistad y cercanía de José Mª Iribarren. En las primeras horas de Pregón, José de Arteche (1906-1971), un guipuzcoano «escritor de la tierra» también, y que llegaría a forjar también una estrecha amistad con Iribarren y el círculo naciente de pregoneros, despedía así a su amigo:

«José María Iribarren sentía como pocos la dolorosa intuición del carácter iconoclasta de la época que vivimos. Porque el iconoclasta no abomina solamente de la imagen, sino que va más allá, aborrece lo que la imagen representa. Cuando las cosas no tengan remedio y la gente se sienta añorante, serán muchos los que vayan a consultar en las obras de José María Iribarren los entrañables detalles de tradiciones desaparecidas.»

Bien valen estas palabras para cualquiera de los tres autores nacidos a orillas del Queiles.

¡Felices fiestas de Santa Ana!