Tudela

Un gran alcalde: el líder que transformó Tudela

Rafael Añón Baigorri, quien lideró la alcaldía de Tudela entre 1965 y 1974, dejó una huella imborrable en la ciudad. Su visión transformadora y su dedicación incansable llevaron a Tudela a experimentar un cambio social y económico sin precedentes. 

Rafael Añón Baigorri en un panorámica de Tudela
photo_camera Rafael Añón Baigorri frente a una panorámica de la Tudela que transformó. Foto: Archivo de Tudela

A medida que pasan los años, los acontecimientos se ven con una perspectiva más objetiva y serena. En todos los modelos políticos, siempre hay personas que han hecho o hacen cosas destacables en beneficio de su comunidad. Es mi deber moral destacar y reconocer al alcalde cuyo mandato coincidió con la dictadura, y que posiblemente, por ese motivo, la democracia ocultó. Este hombre, con su perseverancia, cambió el curso de la historia de Tudela. Han pasado casi cincuenta años desde el final de sus fructíferos nueve años al frente de la alcaldía, y sería el momento adecuado para hacerle un reconocimiento a Rafael Añón Baigorri como el gran alcalde de Tudela, así como a su equipo de gobierno durante los años 1965-1974. Cabe destacar que dimitió por voluntad propia, dejando a la ciudad con 6.500 contribuyentes más que al inicio de su mandato.

En los años 60 del siglo XX, Tudela era una ciudad con 16.800 habitantes, en su mayoría nacidos aquí. En aquel tiempo, la industria se limitaba a la Azucarera, la Papelera y pequeños negocios de servicios. La agricultura era la principal ocupación de los tudelanos, alternada en gran medida con el trabajo en la campaña de remolacha en la Azucarera. Todo esto cambió radicalmente con la llegada del nuevo alcalde en 1965: Rafael Añón. Su primera medida fue la construcción de un polígono industrial de 558.087 m2, que se convirtió en el embrión para atraer empresas de diferentes lugares. Entre las más destacadas, por la importante contratación de mano de obra, se encontraban Piher, Sanyo y SKF. Rafael Añón se involucró personalmente en este proyecto, viajando a los lugares de origen de estas empresas para convencer a sus propietarios de los beneficios de trasladarse a Tudela. Este cambio social y económico sin precedentes transformó nuestra ciudad.

Antes de la llegada de estas industrias, las mujeres de Tudela y su ribera se dedicaban principalmente a labores del hogar o a oficios como criadas, modistas, dependientas o maestras. Estas empresas contrataron a un gran número de mujeres, lo que supuso el inicio de la liberación y emancipación de la mujer, además de aportar mejoras económicas a sus familias y dotarlas de independencia personal.

La llegada de estas y otras empresas provocó un gran flujo migratorio, en un principio desde otras provincias de España y luego desde diferentes partes del mundo. Miles de personas se establecieron en Tudela y su ribera, lo que ha llevado a que en la actualidad, en 2023, el 46% de la población de Tudela sea autóctona y el 54% sea migrante. La población actual de Tudela es de aproximadamente 37.500 habitantes, y es conocida en todo el mundo por su floreciente industria y modernidad.

Rafael Añón Baigorri hizo posible con el cubrimiento del río Quiles, y que fue inaugurado en un lluvioso día por el ministro Federico Silva Muñoz
Inauguración del cubrimiento del río Queiles por el ministro Federico Silva Muñoz en un lluvioso día. Foto: Archivo de Tudela

Durante su mandato como alcalde, se llevaron a cabo importantes obras. Entre ellas se encuentran el cubrimiento del río Queiles y el derribo del convento de las Clarisas, imprescindibles para la modernización de la ciudad. Además, se creó la plaza de la estación (actualmente remodelada), se realizó el cubrimiento del río Mediavilla y se reforzaron las defensas del río Ebro para evitar los “chandrios” que provocaban sus crecidas. También se construyeron el estadio José Antonio Elola, la avenida Argentina, la Avenida Santa Ana, el parque de bomberos, se mejoró el saneamiento y los servicios del barrio Lourdes, se construyeron doscientas viviendas y, en sus bajos, se estableció la estación de autobuses en Peñuelas. Además, se llevó a cabo la pavimentación de más de cincuenta calles, se inauguró un nuevo ambulatorio de la seguridad social, se creó el Instituto Benjamín de Tudela, se ampliaron varios colegios públicos, se fundó una escuela para discapacitados, se abrió una biblioteca pública, se creó un grupo de danzas y se ofrecieron clases de vasco en la Casa del Reloj. Por primera vez, se estableció un servicio público de autobuses en la ciudad.

Mi fuente de información, además de mis propios recuerdos, proviene de mi colección personal de los semanarios de aquella época y de libros escritos por ilustres tudelanos. También he consultado el archivo municipal para acceder a fotografías. Desafortunadamente, si se busca información sobre Rafael Añón Baigorri en Google, solo se encontrará su ficha como combatiente.

Las democracias también tienen sus olvidos y este es un claro ejemplo. Sin embargo, aún es posible enmendar esta situación. En estos momentos, se está a punto de comenzar la remodelación de la obra del Muro, que Rafael Añón Baigorri hizo posible con el cubrimiento del río Quiles, y que fue inaugurado en un lluvioso día por el ministro Federico Silva Muñoz. No estaría de más colocar una placa o un monumento que recuerde “justamente” su contribución en ese lugar.