Con un largo recorrido desde su creación en el siglo XVII, el Trujal La Verónica de Tarazona conquistó la semana pasada la televisión nacional en ‘Ahora o nunca’, un magazine emitido en La 1. El programa del pasado 2 de febrero dio a conocer hacia las 14:15 horas la almazara turiasonense en la que Ángel Zueco es la séptima generación encargada de mantener viva la tradición del aceite prensado en frío.
Ángel Zueco, padre e hijo, son quienes continúan con el trabajo al frente del trujal de su familia, uno de los más antiguos de España y de los pocos que mantienen este sistema de obtención del aceite tradicional. Además, La Verónica mostró en el programa tanto su materia priva -oliva de variedad arbequina (verde) y empeltre (negra y típica de Zaragoza) de los agricultores de Tarazona y la Ribera del Ebro- como su funcionamiento interno.
La extracción en frío del oro líquido
La reportera fue guiada por Zueco en el arte de la extracción en frío del aceite, una técnica tradicional y selecta que se mantiene en el Trujal La Verónica productora de los Aceites Olituriaso. La variación térmica mínima al prensar el aceite permite que su dulzor natural se conserve más respecto a las extracciones industriales, y para ello hacen uso de maquinaria del siglo XIX.
Tras separar las olivas de las ramas, se aplastan hasta formar una masa que se va colocando en ‘capachos’ (coladores planos confeccionados con esparto) que se apilan sobre un poste antes de ser prensados. Cada ‘capacho’ porta ocho kilos de pasta de oliva triturada y se colocan hasta 120 de estos coladores uno encima de otro. Después, es el turno de la prensa, que exprime con fuerza el anhelado zumo de oliva.
Su historia
El trujal perteneció al Monasterio de Veruela en tiempos en los que se consideraba la zona como la ‘pequeña Andalucía’ por la gran concentración de olivares. Los frailes hacían el aceite desde 1601 hasta la desamortización de Mendizábal en 1836.
Tras ese periodo, la finca salió a subasta y la adquirió un antepasado de Ángel Zueco en 1840. La propiedad va pasando de padres a hijos desde entonces, hasta llegar a su séptima generación. Por ello, la almazara conserva las cuatro prensas que datan de 1880.
