El pasado 31 de marzo más de 40 vecinos del barrio de la Azucarera se concentraron junto a la subestación eléctrica ubicada en el barrio para reivindicar el traslado definitivo fuera del casco urbano de esta instalación propiedad de Iberdrola, algo que llevan esperando cuatro años.
Como avanzamos la semana pasada, esta nueva protesta viene motivada por la intención de la empresa eléctrica de ampliar la potencia de esta subestación, para lo cual ha solicitado permiso al consistorio. Esta iniciativa ha recibido 84 alegaciones en contra.
Los vecinos se quejan del ruido que genera la subestación; de las afecciones para la salud que pueden provocar las emisiones de ondas electromagnéticas; y del perjuicio estético que una instalación de este tipo produce junto a esta zona residencial.
Iñaki Marqués Rubio y Julio Lizar Martínez, portavoces del grupo de vecinos afectados, manifestaron que "el zumbido que genera esta instalación es algo constante y en días puntuales sube de intensidad. Creemos que rebasa los límites establecidos por la normativa foral. El nivel es tal que incluso ha provocado problemas de insomnio", aseguraron. Ambos apuntaron la preocupación de los vecinos aunque "existe controversia entre los expertos sobre si las ondas electromagnéticas que emiten afectan o no a la salud". Por ello mismo, "debería prevalecer el principio de precaución trasladando esta subestación fuera del casco urbano", indicaron.
