Tudela

Unas fiestas de altura

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Ensayos todo el año

La comparsa de gigantes de Tudela nació hace treinta años, y es una de las encargadas de dar color y ambiente a las calles de Tudela durante sus fiestas patronales.



Ahora la forman veinte personas, “un buen número - asegura José Luis Balmaseda, uno de sus componentes-. Sin embargo, tenemos un problema: la falta de relevo generacional. La gene que entra no es muy joven, de entre dieciocho y veinticinco años que sería lo interesante. Los que entran, hablo de cuatro o cinco personas en los últimos años, son padres que han estado siguiendo a los gigantes con sus hijos y se han animado a bailarlos”. Los componentes veteranos de la comparsa llevan casi treinta años en ella, lo que significa dos cosas: que empezaron muy jóvenes, y que ya no lo son tanto.”La mayoría de los que empezamos seguimos, pero algunos han tenido que dejarlo por problemas de rodilla, de espalda, porque se cansan... -cuenta Balmaseda-. Lo bonito sería que hubiera un relevo para que la gente mayor no tuviera que dejarlo del todo, sino que hubiese más personas para cada gigante, para poder ir descansando”.



“Ahora hay otra comparsa, la Perrinche, que sí que está llena de juventud - recuerda este bailador de gigantes-. Eso me parece muy bonito y me parece muy bien. A nosotros lo que nos gustaría sería que esa gente pudiera compaginar un poco su comparsa con la nuestra, que nos echasen una mano, ya que nuestra comparsa es de alguna manera la oficial, la que cumple con los compromisos del ayuntamiento”.

La comparsa de Tudela es una entidad que forma parte del Centro Cultural Castel Ruiz, aunque son los únicos que miembros de ese centro que no están ubicados allí, “porque no cabemos - cuenta Balmaseda-. Nosotros utilizamos el antiguo seminario para poder ensayar”.



La forma de funcionamiento es a través de un convenio con el ayuntamiento. “Nosotros tenemos unos compromisos a cambio de una subvención. Los actos a los que acudimos son los de las Jornadas de la Verdura, el día de puertas abiertas de Castel Ruiz, en junio, y los de las fiestas de Santa Ana. Después, si se hace alguna salida fuera de Tudela, ya lo gestionamos nosotros mismos, consultando siempre a Castel Ruiz, pero la verdad es que hoy en día se hacen bastantes menos”.

El maratón de fiestas

Durante el año, la comparsa ensaya un día a la semana, “aunque acude poca gente -cuenta José Luis-. Cuando realmente se empieza a ensayar en serio es a finales de junio. Entonces se queda ya todos los días para preparar las fiestas”. Estas fechas, las fiestas patronales, suponen un esfuerzo enorme para los componentes de la comparsa. “No sólo por los gigantes, sino porque además son las fiestas, y a los que nos gusta vivir las fiestas de día y de noche, al final es una paliza”. Pero ellos saben que también es algo muy bonito: “Es otra manera de vivir las fiestas - asegura Balmaseda-. Además, creo que poco a poco estamos consiguiendo que la gente acuda más a los gigantes, sobre todo las madres y los padres que tienen hijos pequeños”.



Dentro de las fiestas, los miembros de la comparsa aseguran que precisamente la despedida de los gigantes, un momento que se llena de niños, es el acto más entrañable. “Los chiquillos vienen a meterse en el gigante, salen y dicen que lo han bailado... Es el momento que más disfrutamos con los niños. Y el más emotivo, es cuando se entra en la catedral el día 24 para bailar ante Santa Ana, que también es algo que mucha gente va a ver. Ahora, además, que ya podemos entrar otra vez en el templo es mucho más bonito. En San Jorge había que tumbar los gigantes, quitar los bancos... Se cumplió con lo que había que hacer, pero en la Catedral es otra cosa”.

Nacimiento de la comparsa

Durante las fiestas, la actividad es incesante. “Los tres primeros días, son días de obligaciones fijas: el 24 se acude al chupinazo y por la tarde a la Catedral, seguido del homenaje del pañuelo en la reja de Santa Ana. El día 25 acudimos a la procesión de Santiago, de allí a la ofrenda floral, y luego al tudelano popular. El día 26 vamos a la procesión de Santa Ana la Vieja y luego a la de las doce. A partir del día 27 es cuando hacemos los recorridos por el casco viejo”.



Otro acto en el que también participan los gigantes es en el alarde de gaiteros. “Cuando se hacía en la Plaza Nueva, al final, bailábamos un par de piezas con todos los gaiteros. Ahora llevan dos años haciendolo en el Paseo del Prado y ahí no entramos con los gigantes. Luego está también la concentración de gigantes que, hasta el año pasado, era el día de Santa Ana. El año pasado lo cambiaron a domingo y coincidió con el último día de fiestas y con nuestra despedida de los niños, que ya estaba metida en el programa. “Además, no nos apetecía suspenderla -dice Balmaseda. Así que decidimos ir con todos hasta la hora de la despedida. Este año ya no coincidirá porque imagino que seguirán haciéndolo en domingo y la despedida será el lunes. En lo sucesivo, si coincide, habrá que arreglarlo de alguna manera, porque a nosotros no nos apetece no estar con las demás comparsas, pero tampoco vamos a dejar la despedida”.



De hecho, este acto se ha convertido en una cita muy popular que los niños no quieren perderse. Incluso, en los últimos años, muchos pequeños les dan su chupete a los gigantes, de manera que para los padres se ha convertido en una manera agradable y divertida de quitarle a sus niños por fin este utensilio. “Lo cierto es que lo hacen muchos niños. Allí donde ensayamos, en el Seminario, tenemos un montón de chupetes guardados, no sé, algún día habrá que tirarlos”.