Tudela

Una vuelta por los ruedos riberos

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Tudela siempre ha sido ciudad de toros y prueba de ello es el hecho de que a lo largo de los últimos siglos tres han sido las plazas que ha habido en la capital ribera. La primera de ellas estuvo ubicada en la plaza Real, conocida hoy por todos como Plaza Nueva o de los Fueros. Posteriormente se construyó un segundo coso. Se trató de una obra que promocionó la Junta de Benificencia y que tuvo una vida muy efímera, desde 1842 a 1919 y que acabó siendo derribada debido a los grandes problemas que acarreó, tales comos deudas, defectos de fábrica y otros muchos.

Plaza de Fitero

La Chata de Griseras es el nombre con el que se conoce al actual coso de Tudela. Se trata de una plaza que se inauguró el 26 de julio de 1933 y vino a sustituir a la construida en la calle San Marcial. Aunque sólo se usa en fiestas, y de forma excepcional para la realización de algún concierto, por su arena pasean cada año algunos de los mejores toreros del momento en la que se conoce como la Feria de las Figuras.

Corella y su coso taurino

Los fiteranos tienen coso taurino gracias a un vecino que decidió construir la plaza, allá por el año 1897 y a título particular, y después la donó a la localidad. Por ella han pasado las grandes figuras del mundo del toreo de los últimos cien años, e incluso Nicanor Villalta, popular matador de los años treinta, famoso por su trasteo de muleta, fue nombrado hijo adoptivo de la villa. Pero no todo han sido alegrías en las tardes de lidia de Fitero, ya que en la arena de su ruedo murió Pepete en el año 1913. La plaza, ya ha celebrado su centenario, y en esa tarde de gloria se contó con un cartel de lujo que encabezaba El Juli. Con un aforo de 1.400 personas, cuenta con dos entradas, la de caballos, que se encuentra encerrada entre dos fachadas y que nada hace imaginar que por ahí se accede a una plaza, y la de público, en una zona abierta. Los fiteranos usan estas instalaciones coincidiendo con la celebración de sus fiestas patronales y de San Raimundo, y el resto del año, al no utilizarse, todo el ruedo se forra con plásticos para evitar su deteríodo.

El ruedo de Cintruénigo

Miguel Poyales, Claudio Díaz e Hipólito Nieva formaron sociedad y compraron unos terrenos, que tenían una extensión de 4.000 metros cuadrados, en 1845. Un año después realizaron las obras de preparación del terreno, formación de tendidos y palcos, pero tuvieron que pasar aún dos años más para que los corellanos vieran acabadas las obras de su plaza. La sociedad fundadora se disuelve y Poyales queda como único propietario tras comprar su parte a sus socios. Será en el año 1.874 cuando, tras el fallecimiento del propietario, la viuda del finado y sus sobrinos inician una gestión conjunta que se prolongará hasta 1928. Durante este período los propietarios estuvieron ejerciendo como empresarios, pero desde esa fecha el ayuntamiento arrienda la plaza a los dueños y, éste a su vez, la subarrienda a un empresario taurino que se encarga de organizar los espectáculos. A fecha de hoy el ayuntamiento está comprando a los herederos la propiedad de la plaza de toros.