El rey navarro más emblemático, Sancho VII El Fuerte, estuvo enterrado durante 4 años en la iglesia de San Nicolás de Tudela, hasta que fue trasladado a Roncesvalles en 1238. Por ello, un taller de arqueología integrado por 30 voluntarios repartidos en 5 turnos está excavando en el suelo del templo en busca del rastro y del de la historia de la propia ciudad a través suya.
El grupo estará investigando en los 70 metros cuadrados del suelo en dos tandas, de lunes a viernes y de fin de semana, hasta el día 29 de agosto, intentando desvelar así alguno de los secretos de un insigne monarca que medía 2,30 metros.
