Las celebraciones en honor a San Blas continuaron entrada la pasada semana en muchos municipios de la Comarca. En Cintruénigo, aunque no acompañó el tiempo, la ermita de la Purísima se llenaba de niños y mayores para asistir a la bendición de los roscos, una costumbre ancestral.
A las cinco de la tarde el párroco comenzaba este acto religioso tan popular con una explicación de la vida de este santo. Posteriormente tenía lugar la procesión en los alrededores de la ermita y una vez en el interior el sacerdote fue pasando por todos los lugares del centro religioso bendiciendo los roscos, finalizando con la veneración de la reliquia del santo que se guarda en la parroquia.
En la localidad vecina, Fitero, también es una tradición muy arraigada y los más pequeños son los protagonistas. Tras la bendición, se ofreció una merienda con chocolate caliente y roscón.
