Tudela

Nómadas de los polideportivos

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Coger el coche y pagar la gasolina 'a escote' supone un hábito obligado. Para aquellos tudelanos que quieren practicar el fútbol sala de forma esporádica (sin contar con competiciones locales como la Liga de los Bares) se ha convertido en el ritual a seguir antes de un partido. La falta de disponibilidad

de los pabellones cubiertos

de Tudela se convierte en un impedimento insalvable.

Para reservar pista es necesario llamar con una semana

de antelación, y en la mayoría de ocasiones la respuesta será negativa debido a la sobrecarga de actividades que copan prácticamente todo el día. La alternativas son dos: pasar frío y saltar la valla para acceder a pistas como las de los patios de Griseras o el Benjamín de Tudela o trasladarse hasta una de las localidades de la comarca, cuyas instalaciones son mucho más accesibles y económicas.

En Tudela, incluso la entrada diaria es más cara que en cualquier otro municipio (6,50 €). Por ello, es habitual ver los patios de centros educativos u otras instalaciones repletas de gente los fines de semana. Las condiciones, obviamente, no son las mismas. Y la demanda es demasiado alta para sólo contar con las pistas al aire libre.

El transporte no es problema

Los usuarios lamentan que la disponibilidad sea tan baja y que, para poder disfrutar de un partidillo, sólo quede la alternativa de saltar la valla. "Parece una tontería, pero tener que saltar conlleva un riesgo, y no hay ni un sólo polideportivo disponible", relata Ángel Alonso, tudelano de 25 años, quien asegura que le "parece 'de cero'" cómo les trata el Ayuntamiento de Tudela.