Tudela

La nieve, en carretera, demanda la máxima atención

La conducción con nieve hace complicada la circulación con nuestro vehículo. En primer lugar, es preferible no coger el coche para evitar riesgos. Si no hay más remedio, hay que ser consciente de que la adherencia disminuye y pueden aparecer placas de hielo y complicarse la situación.

Lo primero que tenemos que hacer es preparar y revisar el vehículo ante el frío como, por ejemplo: aceite, líquidos (refrigerante, frenos, limpiaparabrisas)

y filtros (aceite y combustible).

Por otro lado, los neumáticos deben estar en buen estado y a una presión de inflado correcta. Una buena opción, sería la colocación de los neumáticos de invierno para esta época del año o cuando la temperatura desciende por debajo de siete grados centígrados; primero, por sustituir y mejorar a las cadenas para la nieve y después, por su gran agarre sobre el terreno al contar con una gran cantidad de laminillas en los tacos que mantienen la adherencia en superficies deslizantes.

No obstante, si utilizamos las cadenas para la nieve debemos saber que se recomienda no circular con ellas a más de 40 km/h y que hay cuatro tipos de cadenas para la nieve: tradicionales, textiles, tipo red y tipo araña o semiautomática y que éstas deben colocarse en la ruedas motrices, bien delante o detrás pero si el vehículo es de tracción total 4x4 o existe abundante nieve a nuestro paso, habría que colocar cadenas en las cuatro ruedas para mayor agarre y seguridad.

En ruta, máxima atención

Pues bien, si decidimos emprender el viaje siempre es recomendable llevar en el maletero de nuestro vehículo un equipo o kit de emergencias que contenga, una linterna con pilas nuevas y su repuesto, unas mantas, guantes, agua, cables para la batería, un botiquín, el móvil cargado con su cargador adaptable al vehículo y, por supuesto, el depósito de combustible lleno.

Finalmente, durante la conducción sobre nieve, para evitar riesgos innecesarios, es importante transmitir la menor fuerza posible a las ruedas cuando aceleramos, y pisar el freno lo menos posible, acelerando de forma suave y sostenida, utilizando la marcha más larga, incluso, al iniciar la marcha (en segunda o en tercera, si se puede) y la marcha más corta en tramos descendentes para que el motor nos retenga y así, usar el pedal del freno lo menos posible.