La música y el baile. Estas dos aficiones le han servido a Antonio Jiménez Ochoa “Toño”, carnicero de profesión, como auténtica terapia para superar, junto a su familia y amigos, una grave enfermedad.
Lucha infatigable
Su portentosa voz nunca ha pasado desapercibida en tertulias, reuniones de amigos o en cualquiera de los bares en que acostumbra a tomarse un café. Su gran humildad, su sencillez, su sentido del humor y, sobre todo, su privilegiada garganta, le han proporcionado amigos y admiradores por donde quiera que haya pasado. Por eso no es de extrañar que el grupo musical “Los ArmoniQus”, conocedores de sus méritos, le ofreciera desinteresadamente grabar un CD compuesto por boleros y rancheras, especialidades que “Toño” domina a la perfección, en sus propios estudios. Como resultado del ofrecimiento este cantante aficionado presentó recientemente en el bar Avenida su trabajo arropado por el mencionado grupo, que puso a su disposición todos los medios técnicos y humanor necesarios.
“Toño” nunca ha perdido la esperanza de superar ese golpe bajo que le ha dado la vida y del que, afortunadamente, está recuperándose con satisfacción. Ni tampoco el de ver cumplido uno de sus sueños, como el que supone haber grabado su primer CD, del que se han hecho unas 150 copias, inmortalizando así su voz y su talento musical innatos.
Nunca tuvo la oportunidad de educar su voz, ni asistió a clases de solfeo, pero el hecho de que José Manuel Díez, director de la Coral Virgen del Amparo y componente de “Los ArmoniQus” lo integrara en la f“Toño” nunca ha perdido la esperanza de superar ese golpe bajo que le ha dado la vida y del que, afortunadamente, está recuperándose con satisfacción. Ni tampoco el de ver cumplido uno de sus sueños, como el que supone haber grabado su primer CD, del quormación coral fue decisivo para él. “Yo no sabía nada de tonos, ni de armonía y fue José Manuel el que, con paciencia ha ido templando este caballo salvaje que ha sido mi voz”, comentó “Toño”.
