Cintruénigo

La cocina hay que planificarla

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Encimeras

Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de planificar nuestra cocina es su distribución. Ésta debe girar en torno a quienes van a estar en ella, por lo que ésta debe ser muy cómoda. Las cocinas en forma de “L”, en “U”, y las enfrentadas (dos paredes o pared e isla), son las más prácticas. La zona de cocción, la de aguas y la de frío/almacenamiento son las tres áreas clave, y para que la cocina resulte realmente cómoda, los expertos recomiendan que no disten entre ellas más de dos metros.



Para movernos con fluidez, debemos respetar unas medidas, que dependerán de la estatura de la persona. Si partimos de unos 175-180cm, la altura estándar de la encimera para trabajar sin posturas forzadas que afecten a espalda, brazos o cuello es de unos 92 cm. En cambio, para la zona de cocción, los expertos recomiendan unos 79cm.



El pavimento de una cocina debe ser resistente a las manchas y fácil de limpiar. En este sentido, uno de los suelos más prácticos es el gres porcelánico. Aunque uno laminado también es una buena opción. Si se opta por piedras, es conveniente escogerlas con acabado no poroso: así se evitarán las manchas.



Sin duda, la mejor iluminación de una cocina es la luz natural. Pero no siempre se puede contar con amplios ventanales. A la hora de elegir la iluminación se debe tener en cuenta el tipo de techo. Si está bajado, se puede optar por focos halógenos empotrados en el techo o por downlights, que son más potentes (se recomienda un foco por cada 3 m2), y su consumo energético es menor. Si el techo no está bajado, se pueden colocar lámparas suspendidas, sobre todo en la zona central (la potencia deberá ser mayor en este caso). También hay que tener en cuenta que las zonas de trabajo necesitan reforzar la iluminación. Es el caso de las encimeras, zona de cocción o fregadero. Una opción económica es el uso de linestras bajo los armarios superiores: se trata de pequeños tubos de luz que ofrecen una luz agradable que no distorsiona.

Zona de aguas

El granito se mantiene como una muy buena opción por su resistencia y casi nulo mantenimiento. Junto a él, los sintéticos amplían sus prestaciones, como el Silestone, que incorpora tratamientos antibacterianos. Entre lo más nuevo destacan las superficies cerámicas, como el Lammax de la firma Saloni, o el Techlam de Levantina. Son materiales impermeables y no porosos y, además, no les afectan las temperaturas elevadas. Otra opción más cara es el Corian, una avanzada composición de minerales naturales y polímero acrílico puro. Se trata de un material que se caracteriza por sus ilimitadas posibilidades en moldeados. Es duradero, higiénico y elegante. Aunque hay que tener mucho cuidado con el calor.



Tener cerca lo que necesitas sin desplazarte mientras cocinas te da un plus de comodidad. Para ello se pueden utilizar recursos como barras metálicas, para utensilios, torres de enchufes y cuchilleros camuflados en las encimeras.

Mobiliario práctico

Desde el punto de vista ergonómico, el fregadero debería tener unos 13 centímetros más que la altura de la encimera, ya que el seno del fregadero está a unos 10-13 centímetros por debajo de la encimera. En cuanto a las griferías, las que tienen caño o teladucha extraíble permiten una mayor movilidad (las hay casi de cocina profesional, con conexiones flexibles). Y no te olvides de los limitadores de caudal, ya que puedes llegar a ahorrar hasta un 50% de agua.

Organizar los interiores

En cuanto a materiales, los lacados ofrecen una gran variedad de colores, soportan bien las altas temperaturas, las manchas y la humedad. Sin embargo, los materiales sintéticos (laminados, estratificados o polímeros) son los más resistentes y fáciles de mantener. Los módulos tipo persiana para los pequeños electrodomésticos y los zócalos extraíbles para guardar lo de menos uso son aliados para exprimir los metros.