Tudela

Ha fallecido un gran tudelano

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El jueves día 17 fallecía José Luis Ramírez Álava, una persona que llevaba Tudela en el corazón y que trabajó incansablemente por la ciudad. De él podemos decir que fue de los fundadores de la Orden del Volatín, siendo durante cinco o seis años presidente.



De formación religiosa, ha estado durante 14 años en la Junta de la Congregación de Santa Ana, hasta que hace ocho quiso dejarla por motivos de salud, ya que una enfermedad hepática, hizo que le tuviesen que trasplantar el hígado, pero sus compañeros no admitieron su dimisión y le han conservado el puesto por si mejoraba. También ha permanecido durante más de cuarenta años a la cofradía del Santo Sepulcro, unos cuantos de ellos en la junta; ha sido igualmente de los impulsores en Tudela de la Javierada, peregrinación que desde muy joven hacía todos los años andando, sin faltar uno solo, hasta que sus condiciones físicas no se lo permitieron, pero aun así ha seguido acudiendo a Javier todos los años en coche.



En el año 2004 el Ayuntamiento en compensación de tu trabajo y dedicación por Tudela, lo eligió como Pregonero del Volatín.



Luis hay un buen número de cualidades ciertas que podría resaltar, pero la que hoy quiero destacar, es su condición de escritor costumbrista tudelano, ya que este tema lo conozco bien porque en muchas ocasiones hemos trabajado juntos e incluso en el año 2005 publicamos un libro que firmamos ambos, titulado Palabrejas, palabros y dichos en la Ribera tudelana.



Ramírez estuvo durante muchos años publicando en la prensa un buen número de artículos costumbristas, todos ellos originales y contados en primera persona, ya que prácticamente hablaba de temas que él había vivido. Son medio centenar de artículos, alguno de ellos breve de una o dos páginas, pero otros de hasta 20, que realmente por su sabor local merecerían ser recopilados y publicados en un libro.



Para mí fue un gran amigo y colaborador, hasta el punto que al igual venía conmigo a medir los arcos del puente del Ebro que a mirar las marcas de cantero, tanto en el puente como en la catedral o a realizar entrevistas a personas conocidas, cuando en 2004 estaba haciendo El Habla en la Ribera de Navarra. Como anécdota puedo citar, que fuimos tantas veces e hicimos tantas mediciones en el puente del Ebro, para un libro que publiqué en 2002, que uno de esos tudelanos con buen humor, todo intrigado de vernos tantos días mirando y remirando el puente y los arcos, nos preguntó si íbamos a comprarlo.



Ha fallecido un enamorado de Tudela que ha disfrutado siempre de su ciudad, tanto como los familiares y amigos hemos disfrutado de él. Sirvan estas líneas como recuerdo de este gran amigo e información para los que no le conocían a fondo. Mi cariño tanto a Finuca, su esposa, que le ha cuidado y se ha volcado en él, como a sus hijos.