La Organización Mundial de la Salud estima que el número de mujeres fumadoras se triplicará en la próxima generación superando los 500 millones. Conocidas son ya las consecuencias del tabaco a la hora de incrementar el riesgo de padecer enfermedades respiratorias, cardiovasculares o cáncer, pero además, la mujer debe saber que fumar provoca peor calidad ovocitaria, lo que a su vez redunda en peor calidad embrionaria y, por tanto, disminuye la fertilidad. Asimismo, fumar adelanta la edad de la menopausia en cuatro o cinco años y motiva la disminución de estrógenos, lo que también provoca atrofia genital.
Además, el hábito tabáquico incrementa un 2,5% el riesgo de padecer cáncer de cérvix y es uno de los factores responsables de que las mujeres estén padeciendo enfermedades tradicionalmente masculinas, como el cáncer de pulmón o los eventos cardiosvasculares.