Tudela

El Fuero de Tudela, por primera vez en un libro

El Fuero de Tudela. Unas normas de convivencia en la Tudela medieval para cristianos, musulmanes y judíos es el título del nuevo libro que acaba de publicar el historiador tudelano Luis María Marín Royo. Un total de 350 páginas, en edición de lujo, que recoge, además del Fuero de Tudela, 137 fotografías a gran tamaño de Tudela, entre antiguas, de 1871 a 1910, de Salinas y otras inéditas de la colección particular de Royo, y otras actuales realizadas por David Marín Peinado.

El libro, prologado por el jurista tudelano Francisco Salinas Quijada, es el resultado de un trabajo de análisis, transcripción y traducción de los manuscritos medievales que se conocen, sacando de ellos una gran cantidad de costumbres y formas de vida en la Tudela de aquellos años.

Datos costumbristas

El volumen comienza con un estudio introductorio de más de 60 páginas en el que clarifica el mito de los Fueros de Sobrarbe, que se decía que se concedieron a Tudela para posteriormente transcribir el fuero completo, de donde se puede extraer todo el costumbrismo y formas de vida.

Para la realización de este trabajo el autor se ha desplazado a Madrid, donde ha trabajado varios días en la Universidad Central de Madrid, también en la Biblioteca Nacional y en la de la Academia de la Historia, y en la Universidad de Zaragoza. El volumen, que se puede adquirir al precio de 30 euros, se presentará en público probablemente (al cierre de esta edición todavía no se sabía seguro) el próximo 22 de noviembre, a las 20 h., en el Nuevo Casino Tudelano.

Del Fuero, en el libro de Marín Royo se reflejan un gran número de datos costumbristas. Algunos de ellos son curiosos y están relacionados con el sexo. En cuanto al adulterio, si un marido encontraba a su mujer teniendo relaciones sexuales con otro, si los cogía infraganti podía matar a los dos, sin pena ninguna. Pero si mataba sólo al hombre y no a su mujer, debía pagar el llamado “homicidio”, una multa muy importante estipulada en mil sueldos. La ley también preveía que el marido agraviado castrase al ofensor, y sin juicio pagase 500 sueldos de multa.