Tudela

El camino de los tres reyes

A pesar de que Benedicto XVI ha recordado en su recién publicado libro que una cosa son los datos documentados y otra bien distinta es la tradición, en nuestra cultura el mayor símbolo de esperanza es el camino que emprenden, cada diciembre, los tres reyes magos.



No importa nada más. Sólo el hecho de que partieron tras esa estela, ese ideal, que les llevó al solsticio, conocido como niño dios en occidente, por razones interesadas y que no vienen al caso.



Dicho esto, es este el tiempo de los magos momentos, de los inolvidables encuentros, de serenidad y regocijo -forzado, o no, por la cristiandad o el mercado- en el que hasta el más huraño de los humanos deja su absurdo empeño diario para mirar y mirarse ante el espejo sincero que es la vida que pasa, el tiempo transcurrido. Haciendo de esos silencios que esta época trae, sus penas y sus culpas, ese algo que el frío invita a redimir en estos momentos de fin de año, de cambio de ciclo, de invierno y de cristiana Navidad, como quieren llamar algunos a estos momentos de luz ante la penumbra del absurdo y la insoportable levedad del ser.



Así que dejemos los balances, las inquinas, los intereses -que nunca aportan nada bueno- y seamos, simplemente, personas.



Es el único credo verdadero,

lo vistan de rojo de la mano de ese Papá Noel ya universal, o se disfrace de casero, Olentzero viejo y sabio.