El buen ambiente volvió a reinar en las calles del barrio de Lourdes de la capital ribera durante las fiestas de San Juan, que además pudieron disfrutarse sin la problemática lluvia del año pasado.
El paloteado alcanzó su treinta aniversario y, como siempre, el número de sillas preparadas para el público se quedó pequeño. Cerca de 1.000 personas presenciaron la sátira y la crítica que los tradicionales personajes de este evento hicieron de la ciudad de Tudela.
Otra de las protagonistas de estos días fue Merche Martiartu que, junto a sus cuatro hijos, fue la encargada de donar el rosco y prender la mecha del cohete.