Logroño

El Belén viviente de Peralta

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El día veintisiete de Diciembre, amaneció en Peralta, si cabe, bastante antes que los otros días. Los ruidos y las voces en la calle, revelaban que algo extraordinario estaba pasando: Árboles, cañas, rollos de tela, recipientes alfareros, bronces, armazones de madera…..tuve que frotarme los ojos para entender que no estaba soñando….¡Qué grande se hace un pueblo cuando abraza una idea y se pone en movimiento!....Quince años consecutivos desde que D. Javier Leoz, nuestro párroco, sembró la idea de representar un Belén con los propios peralteses, la misma, sigue poniendo en danza a todo el pueblo.

En un mundo donde por cobardía se intenta ocultar la verdadera razón de la Navidad y se la disfraza con mensajes, a veces esperpénticos, sorprende el ardor de todo un pueblo empeñado en dar testimonio de su cultura, de sus creencias y en medio de este desierto de laicismo impuesto a cambio de nada, en medio de las sombras de la tristeza de lo espureo, abre una luz: la de la esperanza,.un modo de pensar, un modo de vivir, un modo de sentir.

En una sociedad que todo lo mide por parámetros de competitividad, eficacia, rentabilidad, solvencia, seguridad……cuatrocientas personas se disponen a fabricar un belén a los sueños de los niños, un belén a la esperanza de los viejos, el belén de la fusión de generaciones en un objetivo común.La educación y la cultura plasman la conciencia colectiva y vertebran la sociedad con los valores de la moralidad, la espiritualidad, y la ética. Este nivel de conciencia es lo primero que ataca el poder si quiere un pueblo vulnerable.

El castillo de Herodes, los diversos artesanos, los pastores en torno a la hoguera del rancho, el zoco con sus múltiples mercancías, la sinagoga y cómo no, hace años, el derrumbe de una casa reservó providencialmente una bóveda de su bodega para albergar a tan Sagrada Familia.Todo ello es cada año más aplaudido en el andar silencioso de los muchos que lo visitan. El veintisiete de Diciembre una vez más, Peralta habló.

…….Y es que ya lo dijera Martín Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética; lo que más me preocupa es el silencio de los buenos…”