Tudela

El ángel volandero

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Navidad de no sé qué año.

Hay un ángel volandero,

escapado del belén

de un niño de no sé el pueblo,

rondando por las esquinas

del frío y oscuro invierno.



Ora guía a los Tres Reyes

perdidos en el desierto

(haciendo el papel de estrella,

que se ha fundido hace tiempo),

ora trabaja de nube,

ora ejerce de cartero,

ora de ángel de la guarda

de suicidas, pordioseros,

marginados, viejos, niños,

parias, locos y extranjeros...



Y entre el belén y la vida

casi no le llega el tiempo.



Pero el día veinticuatro

regresa a su belén, presto,

porque, después de la cena,

entre pasas, higos secos,

turrón del duro y zambombas,

el niño de no sé el pueblo

pasará revista y debe

estar puntual en su puesto.



El niño canta, le mira,

se calla, grita a destiempo,

mezcla dulces villancicos

con el bakalao más seco

y acaba siendo al final

el concierto un desconcierto

pues no entiende qué le pasa

a aquel ángel volandero.



( Y es que el ángel del belén

del niño de no sé el pueblo,

sobre el portal, ronca y ronca,

que se ha quedado traspuesto,

cansado de ir y venir

con tanto pluriempleo).